El festival sigue avanzando, ya sobrepasado el ecuador del mismo y seguimos viendo y disfrutando de buenas y variadas películas. Ayer vi mi primera película de Brillante Mendoza: “Foster child”, acompañada de “Traitors” film concursante en Rellumes y otra película de la sección oficial titulada “Hippocrate”.
“Foster Child” nos cuenta, en un tono casi documental, una dura y a la vez bonita historia, la historia de Thelma y su familia. Viven en uno de los barrios más pobres de Manila y, aparte de cuidar a sus propios hijos, Thelma dedica su tiempo a criar niños abandonados a la espera de que aparezca una familia de adopción. Mendoza nos narra en este film el último día que John John, un niño de cuatro años, pasará con Thelma y su familia antes de llevarlo con sus nuevos padres adoptivos.
La mirada de Mendoza se detiene en las míseras condiciones de vida de la gente pobre de Manila, en contraste con el centro turístico y comercial de la ciudad. El director filipino hace honor a su nombre en una de las primeras escenas, en la que la cámara sigue a la directora del programa de adopción de niños por los recovecos, casi subterráneos, del barrio donde vive Thelma mostrándonos de manera brillante un suburbio casi infrahumano.
Poseedora de algunas imágenes que se te quedan clavadas en la memoria y en el corazón y con una actuación que raya la perfección de la actriz protagonista, “Foster child” es una de esas películas necesarias, que despiertan conciencias a través del arte, no sólo mostrando una realidad dura.
La problemática social, la falta de recursos y de educación de esta pobre gente está presente en todo el filme. Sin embargo, Mendoza nos muestra a unos personajes de buen corazón, implicados en su familia y en esos niños carentes de la misma lo que hace más llevadero este film de carácter documental y rodado, como no, cámara en mano.
En la sección Rellumes se presenta a concurso “Traitors”, dirigida por un viejo conocido del Festival Sean Gullette, el cual estuvo en Gijón hace ya quince años cuando vino a presentar en el festival de aquel año “Pi, fe en el caos” (“Pi: faith in chaos”) el debut en el largometraje de Darren Aronofski y en el que Gullette era el actor principal.
En la película que nos ocupa, Malika, cantante y líder de una banda de Punk-Rock marroquí se ve avocada a conseguir dinero rápido cuanto antes para poder grabar una maqueta con una productora discográfica y así poder escapar del futuro que la cerrada sociedad marroquí espera de ella. Para conseguir su objetivo Malika accede a formar parte en una operación de contrabando de droga a sabiendas del doble peligro que supone, tanto por parte de la policía como por parte de los traficantes que la han contratado.
La película tiene un arranque excepcional, tanto técnico como narrativo, en el que se nos muestra la doble vida de Malika, sus problemas con su familia y los quebraderos que le supone la búsqueda del dinero. Sin embargo en su segunda mitad, en teoría la que podía ser más interesante, el nivel del film baja enteros, llegando finalmente a unos últimos quince minutos que resuelven el film de una manera muy pobre y poco realista.
No deja, a pesar de todo, de ser un film muy interesante, con muy buena banda sonora, pero que lamentablemente no es rematado por el director (y guionista) como cabía esperar. Se proyectará nuevamente el próximo sábado 29 alas 20.00 horas en la Sala 5 de los Cines Centro.
En la sección oficial ayer le tocó el turno a “Hippocrate” la cuarta, y última, película francesa presentada a concurso. Dirigida por Thomas Lilti el film nos relata la llegada a un hospital de París de Benjamin, un nuevo médico interino hijo del director del hospital. Allí, aparte de tener que lidiar con su duro trabajo como facultativo, tendrá que soportar la culpa de haber un cometido un error fatal al tratar un paciente en sus primeros días.
El director, Thomas Litli, médico también de profesión sabe bien lo que nos quiere narrar en esta película en la que se nos muestra los efectos de la crisis en el sistema sanitario. Los médicos y enfermeras se enfrentan a jornadas excesivamente largas en las que tienen que atender a demasiados pacientes. Así mismo, la falta de recursos consumibles y el mal estado de algunos de los aparatos esenciales para poder realizar su trabajo lleva a lo inevitable, a las tensiones crecientes entre los compañeros de profesión, a la mala praxis y al fatal error humano que conlleva graves consecuencias tanto en el paciente como en el médico responsable.
Película muy realista, es otro de esos films que, aparte de sus valores artísticos, sirven para educar a esa gente que cuando llega a un hospital pretende que se la atienda en cinco minutos. Lástima de un final demasiado blando que va en contra de todo lo establecido hasta entonces por la narración y que sólo busca dejar un buen sabor de boca en el espectador.
En definitiva, una buena película, muy bien narrada y que su final excesivamente convencional me temo que le privará de algún galardón en la entrega de premios del próximo sábado. Se proyecta nuevamente hoy Jueves a las 20.00 horas en la Sala 2 de los Cines Centro.
Gabriel Menéndez
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