¡Hatari! significa ¡peligro! en la lengua swahili, pero también es una película norteamericana dirigida en 1962 por Howard Hawks y protagonizada por John Wayne al frente de un extenso reparto. Se trata de una película de aventuras al viejo estilo de Hollywood, en la que lo que prima es el entretenimiento, sin por ello perder un ápice de calidad artística ni de verosimilitud en las escenas de acción.
¡Hatari! nos cuenta la vida de un grupo de personas que trabajan en un rancho de Africa cazando animales vivos para suministrarlos a los zoos de las ciudades occidentales. El rancho es propiedad de Brandy (Michelle Girardon) una bella jovencita que lo heredó de su padre, sin embargo quien lo dirige es Sean Mercer (John Wayne), el cual junto a sus ayudantes, venidos de todas partes del mundo como Kurt Muller (Hardy Kruger) o “Pockets” (Red buttons), arriesga su vida a diario tratando de cazar el mayor número de animales salvajes con vida. Un día reciben la orden de uno de sus clientes de acoger durante una temporada con ellos a “Dallas” (Elsa Martinelli) una fotógrafa que intentará inmortalizar los momentos de la caza de los animales. La aparición de “Dallas”, su frescura y vitalidad revolucionará la vida de Sean y la de todo el rancho.
El guión está firmado por Leight Brackett, una escritora especializada en la ciencia ficción que, sin embargo, escribió para Howard Hawks tres guiones totalmente alejados de su estilo. A´demás de ¡Hatari!, Brackett colaboró con Hawks en “El sueño eterno” (“The big sleep”, 1946) y en “Río bravo” (“Rio bravo”, 1959). En el caso que nos ocupa, realiza un trabajo de mucho brío con diálogos muy divertidos y en el que se suceden situaciones emocionantes y divertidas una tras otra sin cesar.
John Wayne es junto a Elsa Martinelli el protagonista de una película con muchos actores secundarios (no todos humanos), el viejo Duke nos vuelve a mostrar lo que todos deseamos, es decir, un personaje duro, pero íntegro y de buen corazón, el cual tras su fachada de rudeza se esconde un trozo de pan. Junto a él la italiana Martinelli sorprende con la frescura y vivacidad que infunde a su personaje, con el que el espectador conecta enseguida. Junto a ellos, Red Buttons es el secundario con más protagonismo y cuyo papel, el más cómico del reparto es interpretado por el norteamericano con un exceso de histrionismo no exento de gracia.
La película fue filmada en el norte de Tanzania en un rancho de caza propiedad del actor Hardy Kruger, el cual da vida en la película a Kurt Muller, ayudante de Sean y especialista en conducción. Las escenas de exteriores rodadas en dicha zona son tremendamente espectaculares y de una gran belleza.
Me es imposible hablar del director Howard Hawks sin mostrar mi admiración hacia alguien que tocó practicamente todos los grandes géneros creando obras maestras en cada uno de ellos. Unicamente nombraré algunas de sus mejores películas: “Scarface, el terror del hampa” (“Scarface”, 1932), “La fiera de mi niña” (“Bringing up baby”, 1938), “Sólo los ángeles tienen alas” (“Only angels have wings”, 1939), “Bola de fuego” (“Ball of fire”, 1941), “El sueño eterno” (“The big sleep”, 1946), “Río rojo” (“Red river”, 1948) o “Río bravo” (“Rio bravo”, 1959).
Sin embargo, como muchos otros, este excepcional director fue ninguneado por la Academia de los Oscars y nunca tuvieron a bien premiarle. Su estilo casi invisible, de forma que la cámara se mueve lo menos posible, pero siempre está colocada en el sitio exacto, hizo que durante muchos años fuese minusvalorado por la crítica especializada, creyendo que era únicamente un director artesano al servicio de los grandes estudios y sus estrellas.
En la película que nos ocupa, destaca la excelencia de las escenas de acción, centradas casi exclusivamente en la caza de los animales. Dichas escenas están rodadas con una mezcla de espectacularidad y realismo pocas veces igualada posteriormente. Es difícil explicar con palabras la magnificiencia de dichas escenas, realizadas sin ningún tipo de efecto especial creado por ordenador, como se hubiese hecho en la actualidad. El rodaje de las escenas de caza con rebaños enteros de animales salvajes en movimiento a gran velocidad siguen sorprendiendo al espectador y le mantiene en tensión durante la totalidad de la duración de las mismas.
Así mismo, el ritmo de la película es frenético, gracias al guión de Bracket y a la dirección de Hawks. por lo que las maás de dos horas y media que dura la película pasan en un suspiro y tanto las escenas de acción, como las escenas en el campamento base, de tono cómico muchas de ellas, forman un todo uniforme.
Si hay algo que se le pueda achacar a esta cinta es su falta de pretensiones y su tono quizás excesivamente liviano, ya que no existe el menor atisbo de drama en toda la película. Sin embargo Howard Hawks consigue que ésto no sea un defecto destacable, si no casi una virtud, ya que el tono cómico de la película hace que el espectador mantenga una sonrisa en su rostro durante todo el visionado de la misma, algo realmente difícil de conseguir.
Respecto al mercado doméstico, se puede conseguir esta película tanto en formato DVD como en formato Blu-ray, en ambos casos sin niingún tipo de extras acompañando a la misma.
En definitiva, se trata de una película que se puede ver y disfrutar en repetidas ocasiones, garantizando un buen rato de diversión para toda la familia. Además, lleva la firma de uno de los grandes directores clásicos de Hollywood, el cual eleva la calidad de una cinta que en otras manos hubiese sido una simple película de aventuras. Por supuesto, no es una obra maestra, pero es que no le hace ninguna falta serlo, es perfecta tal y como es, con sus defectos y sus virtudes.
Gabriel Menéndez
Acertada crítica que comparto al 100%. Gracias y saludos.
Gracias a ti. Un saludo.
la ví siendo niño y jamás la olvidé. Buenísima.