Hacía mucho tiempo que no sentía tantas ganas de marcharme de una sala de cine como las que sentí el otro día cuando estaba sufriendo en mis carnes la visión de la nueva versión de “Los Miserables” (“Les Miserables”, 2012). Así mismo hacía muchísimo tiempo que no había sido engañado por la maquinaria Hollywoodense. Esto último lo comento porque hasta ahora había sido lo bastante hábil para evitar todos esas películas norteamericanas que prometen tanto y luego no dan nada. En este caso en particular, tengo el atenuante de que es una coproducción entre Inglaterra y los States, lo que ayudó a confiarme en que iba a ver una película de verdad y no lo que tuve que aguantar durante más de 150 minutos.
Vaya por delante que me encanta la obra literaria de Victor Hug...
Leer más
Comentarios recientes