Hay imágenes cinematográficas que perduran a lo largo de los años sin que pierdan un ápice de fuerza, convirtiendo a sus protagonistas en auténticos mitos. De los primeros años del cine siempre se recordará la imagen de Buster Keaton y su locomotora, Charles Chaplin comiéndose un zapato, Harold Lloyd colgado del reloj, Lon Chaney sr. como el Fantasma de la Opera, etc. Una de esas imágenes imperecedera es la que nos muestra a Bela Lugosi como el Conde Drácula en la película que dirigió Tod Browning en 1931. No es ni mucho menos una obra maestra, pero supuso el nacimiento del género de terror sobrenatural en Hollywood y dejó para la historia del cine escenas y secuencias memorables.
El argumento está basado en la maravillosa novela de Bram Stoker, aunque en realidad se fija m...
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