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Blancanieves

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Blancanieves

“Nunca antes te contaron el cuento así”, es el reclamo con el que el director Pablo Berger (“Torremolinos 73”, 2002), nos invita a ver su atípica interpretación del clásico cuento popularizado por los hermanos Grimm.
Sin embargo, han sido muchas las veces en las que el cuento de hadas ha sido llevado a la gran pantalla.

Quizás la versión mas conocida es aquella con la que en 1937, Walt Disney inauguraba sus largometrajes de animación, siendo ésta la imagen que permanece fija en nuestras memorias cuando escuchamos dicho título.
A lo largo de este año 2012  han sido estrenadas tres nuevas versiones: “Blancanieves (Mirror Mirror)” de Tarsem Singh con Julia Roberts y Lily Collins; “Blancanieves y la leyenda del cazador”(“Snow White and the Huntsman”) de Rupert Sanders con Charlize Theron y Kristen Stewart y la “Blancanieves” de Pablo Berger, que nos ocupa.

Pues bien, aún siendo muchas las veces que nos han contado el cuento, efectivamente, nunca nos lo habían contado así. Y es que si sus antecesoras ya eran diametralmente opuestas entre si, esta versión se desmarca por completo de todas ellas. Pasen y vean, pues éste es buen ejemplo de la magia del cine , de como  a partir de una mismo cuento se pueden gestar mil historias.

Blancanieves“Blancanieves” de Pablo Berger cuenta la historia de Carmen, la hija del torero Antonio Villalta y de la folclórica Carmen de Triana en la Sevilla de los años 20. Al enviudar el matador y  tras haber sufrido una cogida que le deja postrado en una silla de ruedas, vuelve a casarse con su enfermera Encarna, quien ejerce de malvada madrastra de la niña. Como resultado de un intento de acabar con la vida de Carmen, ya adolescente, ésta pierde la memoria y es recogida por unos enanitos toreros con los que su devenir toma un rumbo inesperado.

A pesar de que la historia es como ya hemos dicho, sobradamente conocida, la película logra sorprendernos durante sus ciento cuatro minutos de duración, manténiendonos en un estado de constante entusiasmo, al ir descubriendo como el director nos plantea una visión que irradia originalidad: del castillo al cortijo y la plaza de toros, de los vestidos vaporosos al traje de luces, del espejo mágico a la prensa rosa.

Daniel Jimenez Cacho es el torero Antonio Villalta, un hombre con una triste vida, que vive abatido por la imposibilidad de moverse y sometido a la dictatorial tutela de su segunda esposa.

Inma Cuesta interpreta a Carmen de Triana, la fallecida esposa que siempre está presente en la vida de la protagonista como si de un ángel de la guarda se tratase.

Ángela Molina da vida a la abuela de Carmencita que dulce y amorosa cuidará de la pequeña tras la muerte de su madre y tras ser separada de su padre por su madrastra.
En esta labor tendrá la ayuda de uno de los personajes más llamativos de la película, el gallo “Pepe”.
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Maribel Verdú interpreta a Encarna, una diva perversa obsesionada con el poder, el dinero y la fama. Soberbia, al igual que el resto del elenco, en en un papel que deja ver la calidad actoral que le brindan casi 30 años de carrera.
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Sofía Oria es Carmen niña, una joven promesa que a pesar de su corta edad  realiza una brillante actuación repleta de matices y que con su naturalidad y desparpajo brinda al film una ingenuidad y frescura inusitadas.

Macarena García es una Blancanieves cuya dulce mirada , sonrisa hipnótica y expresividad de su rostro nos transportan al cine de hace casi cien años y que  bien le han valido la Concha de Plata a la mejor actriz en el pasado Festival de San Sebastián.
Blancanieves
Tecnicamente imponente en cuanto a su estética ofrece un impagable retorno a los orígenes del cine, siendo innumerables la cantidad de homenajes y referencias que aparecen en la película, desde una linterna mágica a claras referencias al cine expresionista alemán o al montaje soviético.
Trataremos de hacer un breve resumen de las más destacadas:
El montaje paralelo de David Wark Griffith ; la secuencia final de “La pasión de Juana de Arco” (” La Passion de Jeanne d´Arc”, 1928) de Carl Theodor Dreyer; ” Nosferatu” de F.W. Murnau (1922) ;”La parada de los monstruos”(“Freaks”, 1932)  de Tod Browning; el montaje acelerado de Sergei M. Eisenstein; los surrealistas primeros planos de Luis Buñuel; la escena de la feria de” El gabinete del doctor Caligari” (“Das Kabinett des Dr. Caligari”, 1920) de Robert Wiene;  el inicio de “El crepúsculo de los Dioses”(“Sunset Boulevard”, 1950) de Billy Wilder; la técnica de montaje de Abel Gance y la lista sigue y sigue hasta incluso a homenajear en dos ocasiones  a “Los Otros” (“The Others”,2001) del director español Alejandro Amenabar.
Nos gustaría poder detallar mucho mas a cerca de todas estas referencias, pero nos parece imposible sin develar escenas y detalles de la trama, por lo que recomendamos encarecidamente ir al cine (no esperéis a verla en casa) a descubrirlas y a disfrutar de todas ellas.
Se imponen, además,  toda una serie de recursos visuales a cargo de la dirección artística de Kiko de la Rica, directamente relacionados con las influencias de las que hemos hablado y que provocan el deleite de los amantes del cine de la época.
Destaca un primoroso vestuario  en el que no sólo brillan “las luces” del traje de torero, sino también las alusiones a la moda femenina con la que aparecían  las mismísimas Edna Purviance en “Una Mujer de París” (“A woman of Paris”-1923) de Charles Chaplin o Louise Brooks en “La caja de andora”(“Pandora´s Box”- 1928) de Pabst.
Blancanieves
La banda sonora de la película corre a cargo de Alfonso de Vilallonga ambientando al film como si de una orquesta de la época se tratase. Además para  deleite de nuestros oídos algunas de las piezas flamencas son acompañadas por la maravillosa voz de Silvia Perez Cruz y la guitarra de Chicuelo.
Con todo ésto, no es de extrañar que el film haya sido elegido para representar a España en la preselección del Oscar a la mejor película extranjera.
Como ha explicado el director en entrevistas a diferentes publicaciones, este proyecto llevaba gestándose desde hacía años debido a las dificultades para encontrar financiación por motivos obvios. Así la noticia de la existencia de “The Artist” llegó como un chorro de agua fría, descorazonando al director que veía hundida su idea de aportar una sustancial innovación al cine actual, incorporando a la cartelera un film silente y en blanco y negro. Pero pese a ello, el proyecto siguió adelante y finalmente “The Artist” serviría para despertar al  espectador no versado en este tipo de cine.
Sin embargo, desde que se ha estrenado la película, son incesantes las voces que se dejan oír al unísono estableciendo ridículas comparaciones con la primera, por lo que me gustaría añadir algo ya para acabar.
Desde los inicios del cine, a finales del siglo XIX, hasta la creación del cine sonoro, allá por 1927 (el color es otra historia), se crearon miles de películas de diferentes géneros, países, directores, actores, productores, etc., que dieron forma a toda una industria que continua hoy en día. Decir que estas dos película son iguales o parecidas (en el mejor de los casos) es una barbaridad tan grande como decir que esas miles de películas que se hicieron entonces eran similares sólo por compartir dos de sus características técnicas: la ausencia de color y de sonido. No es lo mismo ver a Chaplin que a Griffith, no es lo mismo ver a Buster Keaton que a Murnau, no es lo mismo ver “Nanook el Esquimal” que ver “Metrópolis”, no es lo mismo ver “The Artist” que ver “Blancanieves”.
Disfrutamos con “The Artist”, pero en pocas palabras, como dice mi compañero Gabriel y yo le corroboro “-ya quisiera el perro de “The Artist” parecerse al gallo Pepe -“.
                                                  Gabriel Menéndez Piñera. 

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