Una de las películas más esperadas dentro de la Sección Oficial Albar del FICX 62 era “Dying”, dirigida por el alemán Matthias Glasner, la cual venía con la vitola de resultar premiada en el Festival de Cine de Berlín y en los Premios del cine Alemán. En ella, Glasner nos habla principalmente del amor y de la muerte (casi nada), a través de las vicisitudes de una familia cuyos progenitores, ambos enfermos, están cercanos al fin de sus días, mientras sus dos hijos intentan lidiar con unas relaciones sentimentales nada convencionales.
Los Lunies nunca fueron una familia muy homogénea y ni siquiera el hecho de que el padre (Hans-Uwe Bauer), esté sucumbiendo al Parkinson y la madre (Corinna Harfouch), tenga un cáncer terminal van a convencerles para actuar de forma distinta de lo habitual. Tom (Lars Eldinger), el hijo varón, tiene varios frentes personales y laborales abiertos a sus 40 años, los cuales consumen la mayor parte de su tiempo y energía. Por su parte Ellen (Lilith Stangenberg), la hija de la familia, inicia una relación con un hombre casado basada en el uso y abuso del alcohol casi a diario.
Las tres horas de duración de esta intensa película, suponen un verdadero “tour de force” para el espectador, el cual tiene que sufrir algunas escenas realmente desagradables (no exentas de un realismo feroz). Para alivio de todos, “Dying” también incluye unas cuantas situaciones muy divertidas y algunas otras (las musicales) de una gran belleza visual y auditiva.
Sin duda, el excelente trabajo de todos los intérpretes mejora la calidad de una historia que, en algunos momentos, parece no saber que dirección va a seguir. Especial mención merece Lars Eldinger, en el personaje más trabajado de toda la familia, ya que es el que más sabemos de su pasado y de las sombras que le nublan el cerebro.
La película está dividida en seis partes, cada una de ellas determinada por un personaje concreto, lo que hace que volvamos a ver algunas escenas más de una vez, pero desde puntos de vista diferentes. Este planteamiento ayuda al espectador a entender algunas situaciones que suceden al principio del film.
Se puede achacar al trabajo de Mattihas Glasner el poseer un estilo demasiado encorsetado, ya que no hay demasiada variedad en las tomas, ni en la puesta en escena para un trabajo de estas dimensiones. Esto hace que “Dying” no llegue a cristalizar las expectativas creadas, sin dejar de ser una película muy a tener en cuenta. Se podrá volver a ver hoy viernes 22 a las 18.30 en Gijón Sur.
Gabriel Menéndez Piñera
Comentarios recientes