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La quimera del oro

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Me ha costado decidir cual sería la primera película de Charles Chaplin que iba a comentar en el blog, pero finalmente me he decidido por “La quimera del oro” (“The gold rush”, 1925). La razón es muy sencilla, en su día el maestro Chaplin dijo que esta es la película por la que le gustaría que se le recordase y yo no soy nadie para contradecirle. Por ello, espero que los que leáis esta reseña os acordéis del inmenso legado cinematográfico que nos dejó aquel genio, de cuyo fallecimiento se cumplió, el pasado día de Navidad 35 años.

En esta ocasión el simpático vagabundo se dirige, igual que otros miles de seres humanos, hacia las montañas nevadas en busca de oro. Allí, tras casi morir de hambre en una cabaña junto con Mac Kay (Mack Swain), otro buscador de oro que acaba de encotrar una mina, llega a un pequeño pueblo formado entre las montañas, donde conocerá a una prostituta llamada Georgia (Georgia Hale), de la que se enamorará y a la que intentará conquistar sea como sea.tumblr_l2lnjjVi2n1qc2o9ro1_500

El origen del argumento se encuentra en la tragedia sufrida por el “Grupo Donner”, un grupo de inmigrantes que se dirigían al Klondike y quedaron bloqueados por la nieve, teniendo que recurrir para sobrevivir primero a comer a sus perros, luego se alimentaron de los arneses y zapatos, para finalmente tener que comerse la carne de sus compañeros muertos.

De esta forma, Chaplin construye una comedia a partir de un tema tan serio como es el hambre, algo que él conocía de sobra, ya que en su infancia tanto él como su madre y su hermano pasaron todo tipo de penalidades llegando a pasar varios días sin nada que echarse a la boca. De esta forma, no sólo se ríe de sí mismo, sino que consigue realizar escenas tremendamente cómicas a partir de algo tan triste y tan desagradable como es el estar muerto de hambre.

Todo el mundo conoce la famosa escena en la que Chaplin, cual chef de alta cocina, se prepara uno de sus zapatos en la olla y posteriormente se lo come con gran delicadeza, llegando al extremo de chupar los clavos   como si fueran huesecillos de un asado. Otra escena igualmente famosa, es aquella en la que Mac Kay empieza a tener alucinaciones por culpa del hambre y confunde al personaje de Chaplin con un pollo gigante al cual, por supuesto, se intentará comer. Así, en estas dos escenas, Chaplin resume la tragedia del “Grupo Donner” con un arte difícilmente igualable.la-quinera-del-oro

En un principio Chaplin pretendía rodar la película en exteriores y de esta forma desplazo a todo un equipo a Truckee en Sierra Nevada para empezar el rodaje. Allí se rodó la majestuosa primera escena de la película en la que vemos a cientos de personas caminar lentamente por la ladera de una montaña en busca de su sueño dorado. En esta escena participaron seiscientos extras, la mayoría de ellos eran mendigos de Sacramento, pero también participaron parte del equipo técnico e incluso la que iba a ser en un principio la actriz principal, Lita Grey. Esta escena llama la atención poderosamente por la enorme profundidad que tiene la toma general de los buscadores de oro por la montaña y ya nos anticipa que vamos a presenciar algo fuera de lo común.

Como escribí en el párrafo anterior, Lita Grey era en principio la actriz designada para encarnar al objeto de deseo del vagabundo. Sin embargo esta actriz de 16 años, que ya había participado en “El chico” (“The Kid” Charles Chaplin, 1920) y que mantenía una relación amorosa con Chaplin, se quedó embarazada del director. Ello obligó a parar el rodaje durante tres meses y a buscar una nueva protagonista. Además Chaplin se tuvo que casar con la joven actriz, con la que tuvo dos hijos, Charles Jr. y Sidney.

Finalmente sería Georgia Hale quien se hiciese con el deseado papel, lo cual yo creo que acabó por beneficiar a la película, ya que Georgia sabe darleimages a su personaje la mezcla perfecta de sensualidad y desamparo necesaria para enamorar tanto al vagabundo como al espectador. Chaplin se había fijado en ella en su debut cinematográfico en la película “The salvation hunters” (Josef von Stenberg, 1924) y nada más terminar “La quimera del oro” firmó un contrato con la Paramount. Sin embargo su carrera se fue al traste (al igual que muchas otras) con la llegada del cine sonoro, ya que los dirigentes del estudio no consideraron que su voz fuese apropiada para las películas que tenían pensado para una actriz juvenil como ella. Chaplin intentó contratarla para su película “Luces de la ciudad” (“City lights”, 1931) pero únicamente llego a rodar unas tomas de prueba.

Aunque Chaplin quiso rodar en exteriores toda la película, las inclemencias meteorológicas le obligaron a desistir de ello. Entonces mandó construir en Los Angeles una montaña gigantesca a base de yeso, tela metálica, arpillera, harina y cemento para recrear lo mejor posible las montañas nevadas de Alaska. Esto, junto con los inconvenientes narrados anteriormente hicieron que el rodaje se prolongase hasta los diecisiete meses.

He mencionado antes tres escenas muy famosas de la película, sin embargo hay una que es quizás la más recordada por el espectador. Se trata de la escena de la cena de Nochevieja que organiza el vagabundo en la cabaña que tiene a su cargo para Georgia y sus amigas. En ella se ve a Chaplin preparando la cena con sumo esmero y como deja regalos para las invitadas, las cuales tras dar buena cuenta de las viandas le piden al vagabundo que les de un discurso. Sin embargo Chaplin hace otra cosa, coge dos panecillos, les clava un tenedor a cada uno y se pone a improvisar una danza usando los panecillos como si fueran los pies del bailarín. Sin embargo al poco tiempo todo se desvanece, ya que en realidad Georgia ni siquiera se ha presentado a la cita y todo era un sueño que había tenido el vagabundo al quedarse dormido esperando. Resulta imposible pensar en otra escena que refleje mejor la ilusión por una velada, que esta emocionante secuencia en la que se nos encoge el corazón tras ver la desilusión del vagabundo al darse cuenta que las horas han pasado y su amada no ha acudido a la cita.

El anteriormente señalado baile de los panecillos no es invención de Chaplin, ya que ya aparecía en un corto del por entonces tremendamente famoso Roscoe “Fatty” Arbuckle. El corto en cuestión se llamaba “The rough house” (Mack Sennet, 1917) y en él  “Fatty” hacía un bosquejo de lo que luego Chaplin convertiría en una impresionante actuación.

Un claro ejemplo de la importancia de esta película para el propio Chaplin es que en 1942 estrenó  una nueva versión de la misma, en la que sustituyó los cartelones propios del cine mudo por una narracción hecha por él mismo, la cual estaba acompañada por música compuesta por este polifacético genio.

Querría acabar este análisis con dos anécdotas sobre la exhibición de esta película en dos momentos y lugares muy diferentes. En 1925 en el estreno en Berlín la ovación del público asistente al final de la proyección fue tan inmenso que volvieron a proyectarla desde el principio. En 2002, se realizó un experimento en un pequeño y apartado poblado de Burkina Fasso, proyectándose esta película a un grupo de niños de entre 7 y 14 años que nunca habían oído hablar de Charles Chaplin y que para muchos de ellos era su primera película. La reacción de los niños fue la esperada, risas y aplausos llenaron el poblado como había pasado setentaysiete años antes ante un selecto público de una de las capitales del mundo. No creo que haga falta añadir nada más.

En cuanto al formato doméstico,  existe una edición en Dvd que incluye las dos versiones  (la de 1925 y la de 1942) y algún que otro documental sobre el rodaje. De momento no existe edición en Blu-ray de este film de Chaplin, mientras que si están editadas en dicho formato otras películas del señor Chaplin como “Candilejas” (“Limelight”, 1952), “Tiempos Modernos” (“Modern times”, 1936) o “El gran dictador” (“The great dictator”, 1940).

 Gabriel Menéndez Piñera 

 

 

 

3 comentarios a La quimera del oro

  • katerine  dice:

    Me resultó muy útil, hay aspectos del rodaja y de los complementos técnicos de los escenarios que no se encuentran en otras paginas.

    • celuloide  dice:

      Muchas gracias. Es uno de los aspectos en el que intento distinguirme, siempre que esté dentro de mis conocimientos.

  • Julián  dice:

    Muy buena crítica, con ella me enteré de situaciones ocurridas durante el rodaje que hasta ahora desconocía. Saludos.

Comentarios

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