¿Qué hago yo aquí?, ¿Cómo puede ser que un gijonés que no ha pisado en su vida un aula de periodismo esté a punto de entrevistar a dos mujeres excepcionales?. Estas preguntas me invadían justo antes de comenzar una conversación con Claudia Pinto y Carme Elías en el vestíbulo de un hotel gijonés en el marco de la 51 edición del Festival Internacional de cine de Gijón, en el que ambas, directora y actriz habían presentado la coproducción hispano-venezolana “La distancia más larga”. (www.ladistanciamaslarga.com)
Así es, de repente me vi sentado entre ellas dos, una (Carme Elías) veterana actriz de cine, teatro y televisión con un encanto y un saber estar extraordinarios; otra (Claudia Pinto) directora novel de largometrajes, persona amable y sencilla, con una energía y una decisión capaz de mover montañas si llega el caso. Entonces rompo el hielo y hago mi primera pregunta, ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?, no ahora en serio, le pregunté a Claudia cuál había sido el origen de la película, es decir, si tras decidir que quería hacer un largometraje había desarrollado la historia o si, por el contrario, había encontrado esa historia y se había dado cuenta de que podía ser el origen de una buena película. Su respuesta me desarmó y me dieron ganas de guardar el bloc de notas, ya que el origen de “La distancia más larga” se encuentra en un viaje que realizó por la Sabana venezolana (lugar donde se desarrolla el film) tras el fallecimiento de su madre, cuando Claudia contaba apenas 25 años. Ese viaje a este emplazamiento privilegiado resultó “sanador” (los que hemos visto la película la entendemos perfectamente) y creó una chispa en el cerebro de Claudia que no hubo manera de apagar, pese a las enormes dificultades que esta joven directora se encontró en su camino, en los más de diez años que duró el proceso de elaboración de su primer largometraje.
La siguiente pregunta a Claudia era obligada en mi opinión y fue cuándo y cómo entró en contacto con Carme para protagonizar la película, contestándome que una vez ya escrito el guión y tras ver a Carme en “Camino” (2008, Javier Fesser) tuvo muy claro que ella iba a ser la protagonista de su película. Por ello le envió el guión el cual, según me comenta la propia actriz, le encantó desde el principio, sobre todo el personaje de esa mujer madura, con mucha personalidad que tiene muy claro lo que quiere hacer con su vida. Sin embargo, en un principio había problemas para cuadrar las fechas de rodaje con los compromisos ya contraídos por la actriz, cosa que se acabó solucionando y más tras un encuentro entre las dos mujeres en el que conectaron desde el primer momento y se conjuraron para sacar adelante este proyecto.
Una de las cosas que más llama la atención en la película son los escenarios naturales de la Sabana venezolana en donde sucede la mayor parte de la trama, por lo que les pregunté a ambas cómo había sido el rodaje en un lugar como ese. Me contaron que en dicho rodaje participaron unas 60 personas y que estaban a dos horas de avión y 9 horas de carretera a la ciudad más cercana, por lo que las precariedades en el rodaje, por la dificultad de reponer lo que fuese haciendo falta, estuvieron a la orden del día. Sin embargo la unión de todo el equipo, contagiados por el carácter indomable de estas dos mujeres, hizo que se fuesen solucionando, con mayor o menor dificultad, los inconvenientes que fueron surgiendo como por ejemplo que se pasó lloviendo el 70% de los días de rodaje. También pusieron mucho énfasis en alabar la gran calidad del servicio de catering contratado para el rodaje, los cuales trataron a todo el equipo de forma maravillosa y que eso sirvió para que la moral se mantuviera alta durante todo el tiempo que estuvieron rodando. Así mismo Claudia me remarca que la misma sensación sanadora que ella había sentido en el viaje que originó el proyecto, la sintieron los miembros del equipo de rodaje durante el mismo, lo que hizo que la implicación de todos ellos aumentara según iban avanzando los días.
Aprovechando una llamada al móvil de Claudia le pregunto a Carme cual es su siguiente proyecto y me comenta que va a actuar en los próximos meses con el Teatro Nacional de Cataluña. En primer lugar con la obra “Humo”, escrita y dirigida por Josep María Miró, la cual estará en cartel del 18 de diciembre hasta el 26 de enero del próximo año. Posteriormente será “Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores” de Federico García Lorca y dirigida por Joan Ollé, la cual se podrá ver desde el 27 de febrero hasta el 6 de abril del 2014.
No puedo acabar este relato de la conversación mantenida con Claudia y Carme sin comentar un aspecto de la película que ya me había llamado la atención el día anterior durante la proyección de la misma. Me refiero a la música, una música muy sutil, muy discreta, pero que estaba presente en la película, nunca invadiendo la escena, pero siempre acompañando a los personajes. Esta música fue compuesta por Vincent Barrìêre, el cual ya había colaborado con Claudia en los tres cortos que ésta había realizado con anterioridad y se trata de una música hipnótica formando una especie de bucle alrededor de los personajes. Para ello utilizaron un instrumento habitual en Asia que se llama hang y que es como una especie de platillo volador metálico, el cual se toca con las manos formando un sonido sugerente y que fue la música que se utilizó para el personaje interpretado por Carme Elías. Pero además este instrumento al darle la vuelta, suena como un golpe seco y ese sonido fue el que se utilizó para acompañar al personaje de Lucas, el nieto de la protagonista y que en la película se nos muestra como el reverso de ella.
Hablamos de muchas otras cosas durante la hora y cuarto que duró la charla, pero me he querido ceñir lo más posible a los temas profesionales que se trataron en la conversación, en la que hubo momentos en que parecía que era yo el entrevistado. Fue una gran experiencia para mí como persona el haber podido charlar con dos personas tan inteligentes y tan cultas como son Claudia Pinto y Carme Elías y creo que para ser mi primera entrevista salí bastante airoso del trance.
Sólo me resta añadir que la película, a mí personalmente, me ha gustado mucho. Creo que es una obra hecha con mucha pasión y a la vez con mucha dulzura, tanto en los aspectos técnicos como en los artísticos. Es una película que muestra el cariño de su directora hacia sus personajes y hacia el decorado natural en el que fue rodada (que es un personaje más). Estos aspectos hacen que se trate de una película que conecta con el público (en Gijón fue ovacionada al final de la proyección) y que le han hecho merecedora del premio a la mejor película de América Latina en el Montreal World Film Festival y al premio del público a la mejor película en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva.
Gabriel Menéndez Piñera
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