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Kirk Douglas cumple 100 años, el viejo Hollywood sigue vivo.

Kirk douglas

Cada año por estas fechas el cumpleaños de Kirk Douglas tiene en mi un doble efecto. Por un lado me recuerda que aún una pequeñísima parte del viejo Hollywood sigue con vida, pero por otro me doy cuenta que aquellas películas, como decía Woody Allen al final de la gloriosa  “Días de Radio” (“Radio days” 1987, Woody Allen), cada vez se ven más lejanas, algo del pasado que nunca volverá a aparecer.

Cien años de vida y 70 años de su debut en la gran pantalla, el cual fue acompañando nada menos que a Barbara Stanwyck en esa muestra de “noir” dramático que es “El extraño amor de Martha Ivers” (“The strange love of Martha Ivers” 1946, Lewis Milestone). En ella Douglas hacía un papel muy lejano de aquellos a los que luego nos acostumbraría, poniéndose en la piel de un marido pusilánime que es dirigido por su esposa (Stanwyck).

Pero sería en su segundo film donde Douglas daría su primer salto de calidad en su carrera. “Retorno al pasado” (“Out of the past” 1947, Jacques Torneur) no sólo es una de las mejore películas de cine negro de la historia, es toda una obra maestra del arte cinematográfico. En ella el actor Neoyorquino interpretaría a su primer gran personaje malvado en un triángulo cuyos otros dos vértices estaban formados por un rotundo Robert Mitchum y una deslumbrantemente poderosa Jane Greer. Un clásico que debería ser de obligada visión cada año por lo menos, toda una lección de cine a cargo de todos los que intervinieron en ella.

out of the

En los siguientes años Douglas iría cimentando su carrera, trabajado con los mejores directores que llegaban a Hollywood. Así fue el caso de “El ídolo de barro” (“Champion” 1949, Mark Robson), que le supondría su primera nominación al Oscar al mejor actor por encarnar a un boxeador con puños de ganador y alma de perdedor. Ese mismo año rodó “Carta a tres esposas” (“A letter to three wifes” 1949, Joseph Leo Mankiewicz”), película ganadora de dos premios Oscar y preludio de todo lo bueno que el gran Mankiewicz iba a ofrecernos a lo largo de su carrera. Al año siguiente sería Michael Curtiz quien le elegiría para encarnar al trompetista de jazz Bix Beiderbecke en la notable “El trompetista” (“Young man with a horn”, 1950), mientras que en 1951 lograría dos de sus trabajos más reseñables.

El primero fue “Brigada 21” (“Detective Story 1951), dirigida nada menos que por William Wyler y una muestra del gran talento de este magnífico director. Pero sería su papel en “El gran carnaval” (“Ace in the hole”, 1951) a las ordenes de Billy Wilder, el que supondría otro de los puntos de inflexión en su carrera. En ella, Douglas encarnaba a un periodista en horas bajas, cuya falta de escrúpulos le llevaba a manipular una tragedia personal para volver al estrellato del periodismo. Wilder conseguiría una feroz crítica al periodismo, realizando una obra profética que se adelanta a su tiempo y el actor una de sus mejores composiciones en la gran pantalla. Otra obra imprescindible del cine clásico norteamericano.

En una carrera “non stop” el año 1952 supondría otro hito al convertirse en el despiadado productor de cine protagonista de “Cautivos del mal” (“The bad and the beautiful”, Vicente Minelli). Película que conseguiría cinco premios Oscar (Douglas estuvo nominado nuevamente)  y que sigue siendo un referente en el género “cine dentro del cine”. Una de las mejores películas de la historia del cine, en la que la dirección de Minelli conjuga perfectamente con una atmósfera decadente en la que nadie sabe que es verdad o mentira.

cautivos

La década de los cincuenta seguiría dando éxitos a la carrera de KIrk Douglas. Películas como “20.000 leguas de viaje submarino” (“20.000 leagues under the sea” 1954, Richard Fleischer) o “La pradera sin ley” (“Man without a star” 1955, King Vidor) serían sólo un preludio a “El loco del pelo rojo” (“Lust for life”, 1956), de nuevo a las órdenes de Vicente Minelli. En ella, se ponía en la piel del pintor Vincent Van Gogh y supondría su última nominación al Oscar como mejor actor.

Al año siguiente Douglas no bajaría ni un ápice el nivel de las películas en las que intervenía, muy al contrario, ya que en 1957 rodaría “Duelo de titanes” (“Gunfight at the Ok corral”, John Sturges) y “Senderos de gloria” (“Paths of glory”). Esta última, supondría su primera colaboración con Stanley Kubrick y ambos conseguirían la mejor obra cinematográfica sobre el absurdo de la guerra y el militarismo. Película que estuvo censurada en España durante treinta años y que sigue sorprendiendo y sobrecogiendo a partes iguales. Así mismo, con este film comenzaría su carrera de productor que le llevaría a producir unas 30 películas a lo largo de su carrera y a conseguir una mayor independencia a la hora de elegir sus futuros proyectos.

En el años 1958 volvería a colaborar con Richard Fleischer en “Los vikingos” (“The vikings”) y en 1959 haría lo mismo con  John Sturges en la soberbia “El último tren de Gun Hill” (“Last train from Gun Hill”). En 1960 llegaría su segunda y última colaboración con Stanley Kubrick el cual sustituyó al inicialmente previsto Anthony Mann en la dirección de la grandiosa “Espartaco” (“Spartacus”).

espartaco

Durante la década de los 60 no dejaría de rodar grandes éxitos de taquilla, los cuales iría alternando con películas más valientes y comprometidas como “Siete días de mayo” (“Seven days of may” 1964, John Frankenheimer) o “El compromiso” (“The arrangement” 1969, Elia Kazan).

Ya en los setenta, su estrella se iría apagando y no encontraría  grandes obras en las que poder demostrar su talento delante de las cámaras, teniendo que resignarse a trabajar en películas cada vez más alimenticias. En esta década apenas podemos destacar su trabajo en la futurista “Saturno 3” (“Saturn 3”, 1979) a las órdenes de Stanley Donen.

En la siguiente década tuvo los mismos problemas a nivel cinematográfico, lo que hizo que empezara a refugiarse en la televisión aunque siguió haciendo películas cada vez de menor relevancia, pero no dejó de trabajar en ningún momento pese a que en esa década ya cumpliría los 70 años. Poco a poco sus apariciones en el cine se fueron distanciando cada vez más, como es lógico, pero rodó su último papel protagonista en el año 2005 (¡con 89 años!) en la totalmente desconocida en España “Illusion” (Michael Goorjian).

El hecho de que hace muchos muchos  años que Kirk Douglas ha desaparecido de las marquesinas de los cines y que su estrella hace tiempo que no brilla no es óbice para que no se le siga recordando como se merece. Una de las mayores estrellas que ha dado el cine norteamericano seguirá viviendo para siempre en sus películas, en los recuerdos de aquellos que crecimos viendo “Los vikingos” o “Espartaco” y que luego más adultos nos maravillamos con su participación en películas dramáticas o de cine negro. Animo Kirk, cien años no son nada….., quien los pillara.

Gabriel Menéndez

 

 

 

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