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Después de Mayo

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Hay artistas que la primera vez que te ofrecen su talento caes rendido a sus pies y sabes que nunca (o casi) te van a drefaudar y si en alguna ocasión te decepciona alguna de sus obras, no se lo tienes en cuenta pensando en el inmenso placer que te ha proporcionado en anteriores ocasiones. Por desgracia, estos descubrimientos suceden pocas veces en la vida, pero cuando ocurre esperas con ansiedad la siguiente ocasión en que este artista te va a deslumbrar con su obra.

Debido a mi pasión por varios tipos de arte, esta sensación me ha acompañado unas cuantas veces y una de ellas fue cuando tuve la ocasión de ver por primera vez una película del director francés Olivier Assayas. Fue en el Festival de cine de Gijón (como no) el año que le dedicaron una retrospectiva de todas sus películas y la cinta que supuso mi bautismo era “Finales de Agosto, principios de Septiembre” (Fin aout, début septembre, 1998). La sensación que tuve cuando salí del cine era que alguien había entrado en mi cerebro y había cogido todós los datos posibles sobre qué me gustaría ver en una película y como me gustaría que me lo mostrasen. Explicar todos esos aspectos me llevaría demasiado espacio y supondría desnudar mi alma más de lo deseado por lo que voy a dejar aquí este pequeño prólogo y paso a continuación a intentar diseccionar la última película de este director francés para el que únicamente tengo palabras de elogio.

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El título de la misma, “Después de Mayo” (“Après mai”, 2012) puede llevar a engaño, ya que la referencias al Mayo francés de 1968 son tangenciales. Es decir, se nos muestran a un grupo de jóvenes particulares que lucharon a su manera en los años posteriores a aquel mayo francés,  pero no se nos muestra en ningún momento las acciones generales que sucedieron ni las consecuencias de aquellas luchas estudiantiles.images

Así, Olivier Assayas se centra en la primavera y el verano de 1971, en las diferentes opciones políticas y artísticas (todas ellas liberales e izquierdistas) que van tomando un grupo de jóvenes que orbitan alrededor del personaje principal Gilles (interpretado por el hasta ahora desconocido Clément Métayer). El director no hace apología de aquella revolución, ya que aparte de mostrar las razones que llevaban a los jóvenes a luchar en las calles y a mostrar su rebeldía ante la sociedad represora que les aprisionaba, también nos enseña las disensiones entre los diferentes grupos políticos que se fueron formando a partir de aquella primavera del 68 y que acabaron debilitando las revueltas. Disensiones creadas por la rigidez de los inidviduos en sus ideas particulares sobre como debería ser el mundo, la sociedad e incluso el arte.

El argumento está firmado por el propio director, el cual se llevó el premio al mejor guión en el pasado Festival de Venecia. La historia narrada por Assayas nos revela una mirada entre nostálgica y crítica, una mirada que nos muestra una generación que tuvo la oportunidad de cambiarlo todo, una generación obsesionada con la igualdad, la libertad  y  el arte. Sin embargo, los avatares de la vida van haciendo que esos ideales se vayan corrompiendo y, al igual que la mayóría de la gente, estos jóvenes acaban siendo absorbidos por una sociedad que, como ya nos anunciaba Fritz Lang en “Metrópolis” (1926), necesita devorar las vidas de sus ciuudadanos para poder seguir funcionando. No obstante se nota la nostalgia por esa generación comprometida, con unos valores que les llevaron a combatir al sistema, aunque no todos llevaron esa lucha hasta sus últimas consecuencias.

En esta película se nos vuelven a presentar los dos temas más recurrentes en la filmografía del director. Estos son las relaciones (familiares, entre amigos o románticas) y el arte. Esta última es uno de los aspectos que más me atraen de este director, ya que como apasionado del arte disfruto enormemente viendo películas como éstas en las que se habla de literatura, pintura, música, cine, etc. En esta ocasión son la pintura y  el cine documental las principales artes reflejadas en la película, pero no son las únicas.APRES MAI (c) Carole Bethuel

Respecto a las relaciones que aparecen en el filme giran practicamente todas en torno al protagonista, el cual ve como tanto su antigua novia, como Christine, su compañera de fatigas en sus actividades revolucionarias y con la que iniciará una relación, le abandonarán para seguir su propio camino. Tengo que destacar a la actriz Lola Créton, que interpreta el papel de Christine y a la que ya había podido disfrutar de su labor en la película “Un amor de juventud” (“Un amour de Jeunesse” Mia Hansen-Love, 2011). En esta ocasión su labor es más secundaria que en aquella película, pero ésta vuelve a ser notable, interpretando a su personaje con una frescura y serenidad que realmente asombra.

summer_02En el aspecto técnico la labor de Assayas vuelve a ser magistral, creando escenas irrepetibles con una fluidez fuera de lo normal. A destacar la escena en la que los jóvenes estudiantes realizan una pintada nocturna en su instituto en la que no aparecen ni música ni diálogos, pero la fuerza de las imágenes y el brío del montaje realizado nos deja también a nosotros sin palabras. Todo está narrado como si fueran recuerdos sueltos por parte del protagonista, ya que Assayas no se preocupa de la continuidad de las escenas que van apareciendo en la pantalla, si no que deja al espectador que rellene (o no) esos huecos que faltan entre unas escenas y otras. Así se nos muestra la evolución de los personajes a lo largo del tiempo, pero no se nos enseñan muchas de las causas de dicha evolución, como si ésta fuese algo natural e inevitable en el ser humano.

Al tratarse se una película tan marcada en el tiempo es normal que la música nos ayude a meternos en dicha época. En este aspecto Assayas se vuelve a mostrar tremendamente original, huyendo de los clásicos temas de principios de los 70 y usando en su lugar temas muy poco conocidos. Así, suenan en la pantalla canciones de Nick Drake, Syd Barret, Incredible String Band, Amazing Blondel, Captain Beefheart o Dr. Strangely Strange.

Otras películas  a destacar de este director además de “Finales de Agosto, principios de Septiembre” de la que ya hablé al principio son las siguientes: “Irma Vep” (1996), “Los destinos sentimentales” (“Les destinées sentimentales”, 2000), “Demonlover” (2002), “Clean” (2004), “Las horas del verano” (“L’Heure d’èté”, 2008) y “Carlos” (2010). Mi compañera Carlota ya nos habló en su momento de “Las horas del verano”, crítica que podéis ver en el siguiente enlace:  http://historiasdelceluloide.elcomercio.es/2013/03/las-horas-del-verano.html

Para finalizar sólo me queda lamentar la escasísima distribución que tienen las películas de este director en España, en esta ocasión he tenido que desplazarme desde Asturias hasta Valladolid para poder disfrutar de esta película que considero muchísimo más interesante que cualquiera de las que ahora mismo se exhiben en las múltiples pantallas de cine que hay en Asturias. Acabaremos cruzando la frontera otra vez para poder disfrutar de buen cine en pantalla grande, al tiempo.

Gabriel Menéndez Piñera

 

 

 

 

 

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