El pasado 29 de Julio se cumplieron treinta años de la muerte del que quizás sea el mejor director de cine español de la historia. Es por ello que voy a hablar en esta ocasión de una de sus películas menos conocidas dentro de su filmografía, pero que yo considero una de sus mejores obras. Se trata de “El bruto”, película dirigida en 1953 durante su etapa mejicana y que a Buñuel no le gustaba demasiado debido a que, por presiones de los productores, tuvo que cambiar gran parte del guión, suavizándolo bastante.
La historia es la siguiente: el cacique Andrés Cabrera (Andrés Soler) , dueño de unos terrenos ocupados por viviendas para pobres, contrata a Pedro (Pedro Armendáriz) al que apodan “el bruto” por su enorme fuerza, para que intimide a los cabecillas de los vecinos que ocupan sus terrenos y así poder echarlos de allí. Para ello, lo acomoda en la parte baja de su residencia donde se verá seducido por Paloma (Katy Jurado) la joven esposa de su jefe. Tras matar accidentalmente a uno de los dirigentes a los que tenía que asustar, Pedro se enamora de Meche (Rosita Arenas), la hija de éste, a la que le oculta lo sucedido.
La historia, escrita a cuatro manos por Buñuel junto con Luis Alcoriza, es de por sí ya bastante oscura, pero el trabajo del director aragonés hace que se convierta en una de los mejores dramas de cine negro que yo haya visto . En efecto, esta historia se podría trasladar (con algunos cambios) a la ciudad de Chicago o Los Angeles y a nadie le parecería extraña y la labor de Buñuel con la cámara y los decorados anticipa algunos aspectos que unos años después veremos en una de las obras maestras del cine negro norteamericano “Sed de mal” (“Touch of evil” 1958, Orson Welles).
Por supuesto uno de los aspectos fundamentales de la historia es el tema social, pudiendo considerarse esta cinta como una prolongación de una de sus anteriores películas y que es otra obra maestra, “Los olvidados” (1950). Así, se repiten los nombres de Pedro y Meche, que eran dos de los protagonistas de la anterior película y en ambas se nos muestra la vida en las ciudades mejicanas de las clases más bajas de la sociedad, así como sus virtudes y sus miserias. Sin embargo en esta ocasión, la injerencia de los productores evitó un guión de carácter más simbólico (como así hubiese querido Buñuel), pero eso tuvo la virtud de que destaquen más las maravillosas composiciones de luces y sombras en blanco y negro que el director aragonés nos regala en este film.
Son estas oscuras composiciones de planos, junto con los excepcionales decorados en que se sustentan, lo más destacado de esta película creando una atmósfera negrísima que anticipa el final de la historia. Dicha atmósfera nos recuerda a películas realmente destacadas del género negro norteamericano, en especial a dos de ellas: “Encrucijada de odios” (“Crossfire” 1947, Edwar dmytryk) y “Nadie puede vencerme” (“The set-up” 1949, Robert Wise). Otro de los aspectos que hace de este drama urbano una gran película de cine negro es la presencia del personaje de Paloma, encarnado por la actriz Katy Jurado y que es toda una “femme fatale” propia de la literatura y las películas negras.
Donde quizás más se nota la mano de los productores es en las escasas secuencias cómicas que aparecen en la trama y que no concuerdan con el tono general de la obra. La más destacada de ellas es la escena en el matadero, cuando Pedro y Don Andrés están intentando entablar una conversación y son interrumpidos constantemente al ser lanzados cubos de agua al suelo del matadero para limpiarlo, justo donde ellos se van colocando para poder hablar tranquilos. Se trata de una escena con un humor muy Buñueliano y que nos recuerda a las locuras que cometían los Hermanos Marx en sus películas. El hecho de que nunca se vea a la persona (o personas) que lanzan el agua nos lleva a pensar que se puede tratar de un homenaje a Groucho y sus hermanos.
Como en todas sus obras, algunas de las obsesiones de Buñuel aparecen en la película. La relación entre una mujer joven y un hombre mayor es uno de los temas más retratados por Buñuel en su filmografía como puede verse en sus películas “Viridiana” (1961), “Bella de día” (“Belle de jour”, 1967), “La vía lactea” (1969) o “Tristana” (1970). En este caso se nos muestra el matrimonio entre el viejo señor Andrés y la joven Paloma. Pero además también aparece una escena en la que el padre de Don Andrés chupa el dedo de Paloma mojado en Tequila, recordándonos una de las escenas más famosas de Buñuel que aparecía en “La´edad de oro” (“L’age dór”, 1930) (ver foto).
La escena final de la película es una de las más discutidas, en ella aparece otra de las obsesiones de Buñuel, un gallo oscuro que canta al pasar Paloma por delante de él. El significado de esta escena podría buscarse en el Nuevo Testamento, cuando Pedro negó tres veces a Jesucristo y en ese momento cantó un gallo. Ello nos llevaría a la religión, otra de las obsesiones de Buñuel, la cual aparece también en la película cuando nos muestra una gran imagen de la virgen de Guadalupe en la escena del matadero y posteriormente en otra escena, se puede ver a Paloma como una carnal Virgen de Guadalupe.
En definitiva, se trata de una gran película desconocida para la mayoría de la gente, pero que merece mucho hacer un esfuerzo por verla. Ahora mismo únicamente hay una posibilidad de adquirirla en formato doméstico, y es comprando una caja de tres dvds con cinco películas de la etapa mejicana del director. En dicha caja se incluye “El bruto”, además de “Susana, demonio y carne”, “Robinson Crusoe”, “La muerte en el jardín” y “Una mujer sin amor”.
Gabriel Menéndez Piñera
Me sorprendió muy gratamente esta película casi desconocida de Buñuel y que nada tiene que envidiar a las mejores que hizo. Si le hubieran dejado hacer como el quiso la película habríamos tenido otra peliculaza de Buñuel. Yo creo que le has dado al clavo con el tema del gallo: el Bruto en su única acción buena encarna la redención de Cristo que da su vida por los demás, yo creo que es evidente. En ese sentido yo veo que es un tema muy cercano a Viridiana, pues en ambas películas se ataca frontalmente lo que de bueno puede aportar la religión cristiana a la salvación de las clases desheredadas, que para Buñuel era cero y un engañabobos al servicio de las clases dominadoras, como buen marxista que era. Una película altamente recomendable, y si no hubiera hecho el ángel exterminador o los olvidados sería para mí la mejor del ciclo mexicano. Saludos y gracias por el post.
Gracias a ti por tu comentario. Estoy de acuerdo contigo en todo, especialmente en que es una película absolutamente desconocida lo cual choca tremendamente visto la enorme calidad que tiene. Un saludo.