Ayer 21 de Noviembre se inauguró una nueva edición del Festival Internacional de cine de Gijón, por ello durante estos días os iré transmitiendo las sensaciones que me vayan dejando las películas vistas día tras día a lo largo del mismo. Como siempre, no es nada fácil escoger de toda la oferta del Festival sólo dos o tres películas al día pero espero acertar tanto en mis decisiones a la hora de seleccionar las películas a comentar como en mi juicio para valorarlas.
Como no podía ser de otra manera, la primera película que comento es la que inauguró ayer el festival. Se trata de “Calvary”, film irlandes dirigido por John Michael McDonagh y protagonizada por un omnipresente Brendan Gleeson. En ella se nos narra una semana en la vida del Padre James (Brendan Gleeson) un cura católico de un pequeño pueblo de la costa Irlandesa, pero no se trata de una semana cualquiera, si no que durante la misma el Padre James recibe en confesión la amenaza de uno de sus feligreses de que al acabar la misma será asesinado. A partir de ahí se mostrarán todas las miserias de algunos de los habitantes del pueblo, los cuales pondrán a prueba los límites del sacerdote.
Si tengo que resumir mi opinión sobre esta película diría simplemente que no es mala pero tampoco buena. Creo que el director y guionista John Michael McDonagh ha querido abarcar demasiado con esta obra y se ha quedado en un quiero y no puedo, es decir, pienso que se tratan en ellas demasiados temas, demasiado profundos en demasiado poco tiempo.
La película nos habla, en un tono que mezcla el drama filosófico con el humor negro, de la vida y de la muerte. De cuales son las pasiones que hacen caminar de forma diferente por la vida a los seres humanos, de como hay gente que se muere queriendo vivir y gente que vive queriendo morir.
El problema es que la cinta se mueve demasiado entre el realismo y el absurdo, debido sobre todo a los personajes secundarios que pululan por la historia. Unos personajes pintados con pinceladas demasiado finas como para poder penetrar en ellos y en sus razones vitales y que, a pesar de vivir en un pueblo perdido de todo, se expresan continuamente como filósofos de la antigua Grecia. Este es el mayor problema con el que me encontré durante el visionado de la película y que hacía que no me pudiese tomar en serio lo que me estaban contando.
Técnicamente hablando la película esta narrada mediante planos de corta duración tomados con cámara fija todo el rato (con pequeños insertos aéreos que van separando los días según transcurren), por lo que el director se ha jugado el ritmo de la película a la carta del montaje de dichas tomas fijas. Por desgracia no sale demasiado airoso de su apuesta ya que, a pesar de que hay momentos puntuales en que la cámara está puesta en el lugar preciso, en la mayoría de las escenas nos encontramos únicamente con planos medios de los personajes recitando sus diálogos.
En definitiva, una película que no pasará a la historia del festival, pero que tampoco aburre al público que la ve. De cara a sus posibilidades en el palmarés del próximo sábado, únicamente le veo ligeras opciones en el apartado de mejor actor para un Brendan Gleeson que da todo lo que tiene en la construcción de un personaje que le viene como anillo al dedo, personaje y actor que son lo más destacable de esta obra y que merecían un mejor acompañamiento a su alrededor.
Se vuelve a proyectar por última vez esta película esta tarde a las 20.00 horas en la Sala 5 de los Cines Centro.
La segunda película del día de ayer me dejó mucho mejor sabor de boc, encontrando en ella gran parte de lo que había echado en falta en la película inaugural del festival. Se trató de “Still the water”, perteneciente a la sección Gran Angular y que es una coprodución entre Japón, Francia y España dirigida por Naomi Kawase que, de una manera muy diferente a “Calvary”, nos habla también de la vida y de la muerte.
La acción transcurre en una pequeña isla de las muchas que hay en Japón y en la que las tradiciones ancestrales conviven con la modernidad. Allí vive Kaito, un joven cuyos padres están separados y que una noche descubre un cadaver flotando en el mar. También vive Kyoko, amiga de Kaito, y cuya madre está próxima a la muerte. Los dos adolescentes tendrán que madurar muy rápidamente a la vez que intentan comprender el proceso de la vida que lleva inexorablemente al amor primero y a la muerte después.
Se trata ésta de una película de gran belleza en todos los aspectos, rodada de una forma muy inteligente, con un ritmo pausado (como de otra época) y que casi se nos muestra como un documental de la vida de los personajes protagonistas, ya que el grado de realismo e integración de los personajes con el espectador es de gran magnitud.
La directora Naomi Kawase nos muestra de una manera suave pero rotunda los entresijos de la vida, de la familia y de la muerte con el agua como nexo de unión de todo ello y claro punto de apoyo en la comprensión de la película. Kawase nos introduce en la vida de dos personajes cuyas familias son claramente contrapuestas, como lo es su actitud hacia el agua que les rodea. Dos proyectos de personas adultas bellamente tratados y desarrollados, cuyas vidas se unen de forma irremediable en un entorno de gran belleza.
Técnicamente la directora recurre de forma casi continuada a la cámara en mano que se mueve ligera pero constantemente en la búsqueda de los rostros de los personajes recurriendo al primer plano de los mismos en muchas ocasiones. Esta técnica viene a apoyar la clara intención de involucrar al espectador en la vida de los personajes, introduciendo la cámara en algunos de los aspectos más cotidianos de su vida diaria. Las escenas son largas, con pocos diálogos en algunas ocasiones, pero las dos horas de película no se hacen en absoluto aburridas debido al realismo y profundidad de lo que vemos en la pantalla.
En definitiva una película realmente destacable, con momentos de cine con mayúsculas y con los suficientes ingredientes para satisfacer al espectador más exigente. Para todos aquellos que os queráis acercar a este preciosa película os recuerdo que se vuelve a proyectar mañana domingo 23 a las 22.30 en la sala 5 de los Cines Centro.
Gabriel Menéndez
totalmente de acuerdo contigo sobretodo en Fuego que me parecio desgraciadamente un quiero y no puedo por su guión totalmente inverosimily absolutamente previsible,sus actuaciones forzadas y simplemente efectistas y su banda sonora atroz….muy de telefilm melodramático de Antena 3 después de comer…y The Cut también con una opinión muy parecida aunque el final fué un poco decepcionante por su falta de explicación de detalles asi como en muchos puntos más de la historia…y no puedo entender porqué todos los personajes hablan en su lengua materna:turcos, cubanos, americanos,etc..menos los armenios(que por otro lado son los protagonistas) que hablan inglés….enhorabuena por tu Blog, disfrute mucho leyendolo…y por cierto no te pierdas Hombres, Mujeres y Niños…simplemente imprescindible.
Gracias por tu comentario, a mi también me chocó lo de los armenios hablando en inglés pero me imagino que es con vistas a su explotación comercial en los Estados Unidos. Es una gran producción y ese es un mercado muy grande y muy importante.
Un saludo.