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Perdicion

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Hay películas a las que es imposible ponerles algún pero y ésta es una de ellas. “Perdición” (“Double indenmity”, 1944) fue la cuarta película como director del hasta entonces guionista de gran éxito Billy Wilder y supuso un cambio radical en la temática no sólo de sus anteriores películas dirigidas, si no también respecto a sus múltiples trabajos como guionista.

Trataré de resumir el argumento,  Walter Neff (Fred McMurray) llega con su coche a altas horas de la noche a la compañia de seguros donde trabaja. Tiene una herida de bala en su cuerpo y se dispone, utilizando un dictáfono, a confesar un crimen. A partir de ahí nos empieza a contar la historia, un día fue a la casa de uno de sus clientes, el señor Dietrichson, para renovar el seguro de sus automóviles. No lo encontró en casa, pero sí a su mujer  Phyllis DIetrichson (Barbara Stanwyck), la cual se muestra sugerente e interesada en los seguros de accidente. A los pocos días Walter y Phyllis han planeado un golpe maestro el cual consiste en asesinar al señor Dietrichson, haciéndolo pasar por un accidente, tras hacerle firmar un seguro de vida. Sin embargo van a tener enfrente un enemigo duro de roer, se trata de Barton Keyes (Edward G. Robinson) el jefe de siniestros de la compañia de Walter, el cual no cejará en su empeño de descubrir que fue lo que pasó en realidad.Double Indemnity (1944).avi_snapshot_00.08.16_[2011.01.31_01.49.04]

La base de esta historia nació en la mente del famoso escritor de novela negra James M. Cain. Autor de otra novela referente del género (y llevada al cine en dos ocasiones) como es “El cartero siempre llama dos veces”. Cain publicó esta historia en 1935 siendo ya rechazado  por la oficina del código Hays, en ese mismo año, un proyecto de guión cinematográfico basado  en esta novela. Sin embargo a principios de los años cuarenta  Billy Wider leyó el libro e inmediatamente se le metió en la cabeza realizar una película, una gran película. Para ello, la Paramount contrató al famoso escritor de novela negra Raymond Chandler para que colaborase con Wilder en la elaboración de un guión que respetase la atrevida historia, pero que a su vez pudiese ser aceptada por la censura norteamericana. Chandler, creador de novelas como “El sueño eterno” (que sería llevada al cine por Howard Hawks) nunca había escrito un guión, pero era un genio creando diálogos punzantes y con dobles sentidos de los cuales está trufada la película.

Para el papel principal , Wilder buscaba a un actor que transmitiese confianza, que no pareciese capaz de cometer un asesinato por dinero. Sin embargo la labor no fue fácil ya que el personaje de Walter Neff fue rechazado por la siguiente nómina de impresionanntes acotres de la época: Alan Ladd, James Cagney, Spencer Tracy, Gregory Peck, Fredrich March y George Raft. Este último fue un especialista en rechazar grandes papeles en grandes películas. Finalmente Fred McMurray aceptó hacer la película, sin embargo le costó al principio meterse en el personaje, ya que distaba mucho de los papeles en comedias ligeras que estaba acostumbrado a hacer. Vista la actuación de McMurray, me parece la elección más acertada, ya que da perfectamente en el papel de americano medio, hastiado de la rutina que se lo juega todo a una carta en la búsqueda de una vida diferente a la que tiene.

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Los otros dos personajes protagonistas, la señora Dietrichson y el jefe de siniestros Keys, son representados por Barbara Stanwyck y Edward G. Robinson respectivamente, los cuales son, en mi opinión, dos de los mejores actores de la  historia del cine clásico. En esta ocasión están absolutamente geniales ambos en sus interpretaciones de personajes que están en las antípodas uno del otro y que mantienen durante toda la película una lucha sin cuartel por llevar a Walter a su terreno.

Perdición IV

Uno de los principales hallazgos de esta película es esta lucha intrínseca entre estos dos personajes por atraer a Walter hacia el mal o el bien. Así Wilder nos muestra como Walter está desmotivado en su trabajo y encuentra fascinante entrar en un mundo nuevo de sensaciones fuertes y prohibidas, acompañado de una bella mujer como es la señora Dietrichson. En el otro lado está el jefe de siniestros Keys, el cual siente algo muy especial por Walter, proponiéndole que sea su ayudante (lo que viene a ser una proposición de matrimonio) asegurándole una buena posición en la empresa, pero Walter rechaza dicha proposición por el miedo a la rutina del trabajo de despacho. Finalmente Walter se deriva hacia Phyllis y todo lo que significa, eludiendo la aburrida seguridad que supone la oferta de Keyes, en una clara analogía entre el matrimonio y una aventura amorosa.

Esta búsqueda de escapar de la rutina será una característica constante de los personajes de Wilder en sus siguientes películas, en las que irá evolucionando esta idea. Dicha idea ya está presente en el título original de la cinta “Double indenmity”, el cual hace referncia a la doble indemnización que recibiría la señora Dietrichson en el caso de que su marido muriese en un tipo de accidente muy particular, como puede ser un acidente de tren. Pero otra lectura de dicho título es querer ir a por el premio gordo en la vida, sin conformarse con las pequeñas satisfacciones de la vida diaria de una persona de clase media.

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Wilder realiza un trabajo extraordinario en todos los aspectos, el cual culmina en la última secuencia en la que los dos personajes masculinos mantienen un diálogo como pocos se han visto en el cine. El director quedó tan satisfecho con esta escena que decidió terminar la película con ella, eliminando del montaje final una escena en la que Walter era ajusticiado en la cámara de gas (ver foto).

No obstante, si por algo destacó este film en su momento fue por mostrar el adulterio y el crimen de una forma tan realista como nunca antes se había visto en una pantalla de cine. Además esta fue la primera película del genero negro en la que los criminales no eran profesionales, si no simples ciudadanos de clase media lo que impactó aún más a los espectadores de la época.

La fotografía es obra de John Seitz, el cual realizó un enorme trabajo de iluminación expresionista resaltando las luces y sombras de manera magistral. Destaca especialmente la iluminación del interior de la casa de los señores Dietrichson en la que  a través de unas rendijas de luz, que contrastan con la oscuridad de fondo, se llega a ver el polvo en el aire.

La música corre a cargo de Miklos Rozsa, cuya labor destaca por crear una partitura que remarca excepcionalmente los´múltiples momentos tensos de la película a través de una música tensa, chirriante, que crea desasosiego en el espectador.

Perdición obtuvo siete nominaciones a los premios Oscar de ese año  (incluidos, mejor película, director y actriz), sin embargo fue batida por otra película del mismo estudio (Paramount), el cual obligó a los trabajadores del estudio a votar por esa película. Dicha película era “Siguiendo mi camino” (“Going my way” 1944, Leo McCarey) interpretada por Bing Crosby y cuyos valores cinematográficos están a años luz de la película de Wilder. Sin embargo la Paramount decidió apoyar esa película porque en la fecha en que se daban a conocer los premios aún estaba en cartelera, mientras que Perdición hacía tiempo que había desaparecido de las salas importantes. Al año siguiente Wilder fue “compensado” por el agravio y su siguiente película “Días sin huella” (The lost weekend”, 1945) fue premiada con cuatro Oscars: película,  guión, director y actor (Ray Milland).

Quisiera terminar con una anécdota, la promoción de la Paramount para la película incluía el siguiente slogan: “Double indenmity, las dos palabras más importantes del cine desde Broken Blossoms“, haciendo alusión a “La culpa ajena” (“Broken blossoms, 1919), el clásico mudo de D. W. Griffith. Sin embargo, Alfred Hitchcock le mandó el siguiente telegrama a Billy Wilder: “Desde Double indenmity, las dos palabras más importantes del cine son Billy Wilder“.

En cuanto al mercado doméstico, existen en estos momentos dos  ediciones  en Dvd de esta magnífica obra. Una de ellas únicamente ofrece  la película, mientras que la otra incluye un libreto de treintaydos páginas con carteles y texto sobre el film. Estamos a la espera de que alguna distribuidora española se digne a realizar una cuidada edición en Blu-ray de esta obra maestra del cine negro.

Gabriel Menéndez Piñera

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