En la casa
Como guionista, sencillamente no tengo palabras, ya que esta adaptación de una obra de teatro del español Juan Mayorga llamada “El chico de la última fila” es realmente una gozada para los sentidos, especialmente el auditivo. Oir como están narrada la vida cotidiana de la familia espiada es sencillamente maravilloso, la prosa usada es digna de la mejor obra literaria y hace que en algunos momentos las emociones te inunden. Así mismo, la complejidad y densidad de las diferentes historias que componen los personajes hace que cada fotograma visto y cada palabra escuchada, sea esencial para el total entendimiento de la obra de arte que está pasando ante nuestros ojos.
Durante la película se mezclan la realidad con la ficción de tal forma que muchas veces no es posible distinguir si lo que se ve en la pantalla es algo real o algo inventado por la imaginación de Claude, lo que hace que el espectador se sienta intrigado y busque un desenlace a las diferentes ramificaciones que va tomando la historia.
Ozon nos propone un juego de espejos realmente interesante entre las dos parejas de adultos, Germain y Jeanne por un lado y Rapha padre y Esther por otro. De tal forma que se establece un reflejo entre Jeanne y Rapha padre ambos agobiados por su trabajo debido a la presión que les ejercen sus respectivos jefes. Así mismo entre Germain y Esther se produce otro reflejo, ambos unidos por su hastío y su búsqueda de alguien que les saque de su rutina y les estimule, siendo el personaje de Claude el que los funda en un única imagen.
Además Ozon se muestra implacable con estos cuatro personajes especialmente con el matrimonio formado por el profesor y la galerista de arte, que pese a su cultura se quedan embobados con el pequeño “reality” que crean los relatos de su alumno aventajado.
Otras películas de este director son: “Gotas de agua sobre piedras calientes” (“Gouttes de eau sur pierres brulantes”, 1999), “8 mujeres” (“8 femmes”, 2002), “La piscina” (“Swimming pool”, 2003), “El tiempo que queda” (“Le temps qui reste”, 2005) o “Potiche, mujeres al poder” (“Potiche”, 2010). Sin embargo creo sinceramente que ésta de la que estoy hablando es, sin duda, su mejor película hasta la fecha.
Hay dos homenajes cinematográficos en la película, uno a Woody Allen en varias escenas, especialmente en las que el profesor se integra en algunas de las escenas que narra Claude en la casa de Rapha dialogando e interactuando con Claude como si realmente estuviese allí. Además hay una escena que nos recuerda a la famosa escena de “Annie Hall” (“Annie Hall” 1977, Woody Allen) en la que el propio Allen y Diane Keaton están discutiendo en la cola de un cine. En esta ocasión, son Germain y Jeanne los que discuten en la parte de afuera de un cine esperando para entrar, siendo “Match Point” (“Match Point” 2005, Woody Allen) la película para la que están haciendo cola. El otro homenaje se produce en la última escena de la película, que nos remite a la gran película del maestro del suspense “La ventana indiscreta” (“Rear window” 1954, Alfred Hitchcock) en una toma final que acaba de dar el golpe de gracia a un espectador que es difícil que se le pueda dar más de lo que le ofrece esta obra.
Podría seguir y seguir escribiendo sobre esta película pero prefiero que descubráis por vosotros mismos parte de su grandeza, de la cual no he hablado por no extenderme demasiado. Sólo quiero decir para acabar que, a pesar de haberse llevado en San Sebastián los premios a mejor película y mejor guión y haber sido premiada en el Festival de Toronto con el premio Fipresci, creo que no se le está dando a esta película el valor que se merece. Sólo espero que el tiempo vaya dando a esta maravillosa cinta el lugar que se merece dentro del Olimpo cinematográfico.
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