“Antiviral” es la ópera prima de Brandon Cronemberg, el hijo del aclamado director David Cronemberg con cuya obra comparte rasgos comunes.
Syd March (Caleb Landry Jones) es un empleado de una clínica que comercializa con la venta de enfermedades padecidas por los famosos del momento, las cuales les son inyectadas a aquellos que deseen sentirse más cercanos a sus admirados ídolos.
Un thriller futurista cuya trama se complica a medida que avanza para introducirnos en la conspiración que se genera en torno al virus que infectó a Hanna Geist (Sarah Gordon), la mujer más famosa y deseada del momento.
Rodada en unos escenarios casi asépticos donde el blanco dominante se ve teñido por el incesante flujo de sangre destaca una fotografía brillante y luminosa que aporta frialdad a una historia en exceso compleja que torna en una auténtica paranoia según se acerca el final haciendo que, aunque la emoción y el entretenimiento están asegurados, lleguemos a él agotados de tanta vuelta de tuerca. Ayer era el segundo y último pase de esta película en el festival.
Un alegato al consumismo fetichista más extremo y un mundo enfermo de por si. Destaca un impresionante Caleb Landry que realiza un trabajo extraordinario llevando al límite una coreografía corporal que, unido a su particular físico, aporta al film una intensidad desbordante.
“Pluto” (2012) es la primera película de la directora coreana Shin Su-won y quizás la gran decepción entre todo lo que hemos visto hasta el momento en lo que llevamos de festival.
Yujin ( Jun Sung) es un estudiante que ha aparecido muerto en extrañas circunstancias. Jun (Da-wit Lee), uno de sus compañeros, es el principal sospechoso por lo que es acusado del crimen. Sabedor de todo lo ocurrido, Jun se dispone a vengarse y a revelar los terribles secretos que esconde una sociedad secreta formada por la élite estudiantil del instituto quienes compiten sin escrúpulos por ocupar los primeros puestos en el listado de las mejores notas y quienes no dudan en emplear todo tipo de tretas para mantenerse en ella y alejar a los competidores.
Con un argumento insustancial e irrelevante, unos diálogos un tanto absurdos y un desarrollo que combina el presente con diversos flashbacks del pasado la directora trata, sin mucho éxito, de sumergirnos en el entramado de castas que impera en el instituto y del mobbing escolar. Carente de emoción y con un elenco de actores bastante flojo tan sólo en ocasiones consigue removernos recurriendo a imágenes un tanto escatológicas y tratando de infundirnos miedo con la presencia de unos siniestros escolares armados de bates de beisbol como hiciera Kubrick en ” La naranja mecánica” (“A clockwork Orange”,1971), solo que claro…no es lo mismo. También creo que las referencias al cine de Takeshi Kitano y en concreto a películas como “Battle Royale” son evidentes aunque también fallidas, recurriendo al tema de los odios sangrientos y oscuros entre los uniformados adolescentes.
En definitiva una obra ciertamente fallida en la que lo más llama la atención es la absoluta falta de talento de prácticamente todos los que han intervenido en ella. Ciertamente no recomendamos a nadie su visionado, pero si aún así alguien está interesado en ello, la repitan el Miércoles 20 a las 20.00 en la Sala 5 de los Cines Centro.
Quizá más miedo que las dos películas de las que hemos hablado anteriormente da esta farsa política en la que se nos muestran los entresijos del ministerio de exteriores del gobierno francés durante los días previos a la segunda guerra de Irak. Así “Quai d’Orsay”, la última película del director francés Bertrand Tavernier nos muestra a un dirigente inepto, caprichoso y egocéntrico que busca pasar a la posteridad gracias a sus discursos grandilocuentes.
Basada en la novela gráfica escrita por Christophe Blain y Abel Lanzac la historia es la siguiente, Arthur (Raphael Personnaz) es un joven que entra a trabajar en el Ministerio de Exteriores francés para escribirle los discursos al ministro Alexandre Taillard (Thierry Lhermitte), el cual es lo contrario a todo lo que debería ser un servidor público, mareando a todos las personas que trabajan a su alrededor.
La película, ganadora en el Festival de San Sebastián del Premio del jurado Fipresci y del premio al mejor guión, tiene un ritmo endiablado, recordando a las míticas “screwballs” (comedias alocadas) americanas de la década de los 30 del pasado siglo. Así, tanto los personajes como sus diálogos se suceden a velocidad de vértigo provocando la risa (y a veces la carcajada) en el espectador.
Diálogos inteligentes, situaciones disparatadas y hechos históricos se nos muestran de una forma inteligente y con mucha clase, algo que echamos en falta en las comedias actuales, en la mayoría de las ocasiones. Hay otra oportunidad de disfrutar de esta cinta, ya que la repiten en próximo viernes 22 a las 17.00 horas en la Sala 1 de los Cines Centro.
Como grandes entusiastas del cine de animación, en la jornada de hoy no quisimos dejar de asistir a ver “Le tableau” (2011) una de las películas programadas dentro del ciclo dedicado al director francés Jean-FranÇois Laguionie y desde luego ha merecido la pena ya que hemos salido fascinados.
En el interior de un cuadro habita toda una sociedad jerárquica liderada por los “Yalistos”, por debajo de ellos están los “Amedias” y por último ” Bosquejos”. Como su propio nombre indica el estatus viene marcado por el punto de acabado pictórico en el que su pintor decidió dejar el cuadro. Así, Amedias y Bosquejos viven marginados en el jardín mientras los Yalistos lo hacen por todo lo alto en un palacio. Pero todo cambiará cuando Ramo, un Yalisto, se enamora de Claire, una amedias y su amiga Lola junto con Ramo inicien una expedición para encontrar al pintor para pedirle que acabe el cuadro y acabe con las desigualdades.
La historia es un hermosísimo cuento de hadas que tras una sencillez aparente acoge toda una sutil reflexión filosófica sobre un ridículo sistema de clases en el que se basa nuestra sociedad. Además la búsqueda de su creador, del que desean obtener respuestas que expliquen el porqué de tantas cosas, entronca con ese influjo divino que impera en nuestra cultura y con el que Laguionie establece una reflexión metafísica que pone punto final al film y que deja al espectador perplejo en la butaca.
Respecto al aspecto puramente gráfico el tema de “el arte dentro de el arte” se ve completado con una ilustración influenciada por Matisse, Bonard, Modigliani, o el mismísimo Picasso combinando la imagen real con la animada, lo que hace que el deleite visual unido al intelectual y a una banda sonora maravillosa compuesta por Pascal Le Pennec, resulte una experiencia maravillosa para los sentidos y absolutamente recomendable. Para los que queráis disfrutar de esta gran obra la repiten hoy Martes a las 20.00 en Gijón Sur.
Gabriel Menéndez
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