25 años en la historia de un país como China da para muchos cambios, al igual que la vida de los personajes que protagonizan “Más allá de las montañas” (“Shan he gu ren” 2015) la última película del director chino Jia Zhang Ke. En ella se nos muestra el traslado hacia el capitalismo del país y sus habitantes. Un traslado que unos quieren aprovechar a toda costa, amasando el mayor dinero posible, mientras que otros prefieren anclarse en un pasado más justo e igualitario.
La película comienza en la nochevieja de 1999 y nos narra la relación de una bella joven Shen Tao (Tao Zhao) y sus dos amigos y pretendientes: Zhang Jinsheng (Yi Zhang) y Liangzi (Jing Dong Liang). El primero es egoísta y ambicioso y quiere prosperar económicamente al precio que sea, el segundo es fiel, tranquilo y sin ambiciones económicas. La muchacha tendrá que decidir entre uno de los dos, lo cual marcará sus vidas para siempre.
Si algo destaca en este film es la sutilidad conque se nos muestran los diferentes aspectos del film. Lo que parece un drama romántico entre tres personas a lo largo de 26 años, es en realidad una profunda y muy crítica reflexión sobre el capitalismo y la supuesta libertad que éste conlleva. Es el individuo el que marca sus propios límites de lo correcto, siempre a costa de ponerse al margen de las leyes establecidas, llegando muchos de ellos (como podemos ver todos los días) a cruzar la raya de lo legal con tal de acumular más y más dinero, más y más poder.
A los tres protagonistas les sucede lo mismo que le ocurrió a muchos españoles hace 40 años. Empezaban una nueva época en sus vidas con la ilusión por bandera. Sin embargo, tanto el sistema como las acciones individuales de cada uno, les llevan a una situación de pérdida personal que podemos extrapolar a cualquiera de nosotros.
Jia Zhang Ke hace un excelente trabajo, tanto en la puesta en escena como en el ritmo pausado y sereno que le inculca a la película. Así mismo logra excelentes momentos cuando nos muestra planos generales que se nos queda pegados en la retina aún minutos después de desaparecer de la pantalla. El director chino también es el autor del guión, en el que realiza así mismo una labor muy destacable. Dividiendo el film en tres partes bien diferenciadas, ayuda al espectador casual a dejarse arrastrar por una historia mucho más profunda de lo que parece, en la que los cambios sociales en China corren paralelos a las transformaciones vitales de los protagonistas.
Aunque muchos han calificado a “Más allá de las montañas” de película río, yo no la veo de ese modo. En mi opinión Jia Zhang Ke únicamente usa a la protagonista femenina, como representación simbólica de su propio país. Algo parecido a lo que hizo Alex de la Iglesia en “Balada triste de trompeta” (2010) al mostrar mediante un triángulo amoroso entre la trapecista y los dos payasos, la lucha eterna existente en nuestro país entre la izquierda y la derecha. En este caso la protagonista, como el propio país al que representa, se debate entre Zhang Jinsheng, que significa el nuevo y feroz capitalismo y Liangzi, que representa los viejos valores comunistas todavía arraigados en la sociedad. Posteriormente verá como los frutos de su elección tendrán trágicas consecuencias, como el desarraigo y la ausencia de los valores tradicionales chinos.
Siempre es muy difícil valorar el trabajo de los actores asiáticos cuando tienes que ver la película doblada al español, como ha sido por desgracia mi caso. Su manera de expresar y de declamar son muy diferentes a la de los actores occidentales, por lo que resulta difícil transmitir con el doblaje sus sentimientos. De todas maneras, creo que el trabajo realizado por Jing Don Liang es muy superior al de sus compañeros de reparto. Tao Zhao, esposa y musa del director, realiza una labor correcta, pero le falta algo de transmisión en determinadas escenas, a parte de que ya no da el pego para interpretar a una joven de 25 años por mucho maquillaje que le pongan.
Acompaña a las escenas del film, la excelente música compuesta por Yosihiro Hanno para la ocasión. Un tipo de música intimista con un tema central que se repite hasta la extenuación y que marca las escenas importantes de la película. Se nota la influencia de compositores como Michael Galasso en unos temas que dan empaque a las bellas imágenes que nos presenta Jia Zhang Ke.
En definitiva, se trata de una buena muestra del cine asiático contemporáneo y la consolidación de su director como de uno de los valores que nos llegan del lejano oriente con muchas cosas que decir en el futuro cercano del cine mundial. Aunque sólo fuera por la maravillosa toma final de la película, la cual te pone los pelos de punta sin remisión, ya tendría que recomendar a todo el mundo esta pequeña gran obra.
Gabriel Menéndez Piñera
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