LLegamos al meridiano del festival y seguimos viendo buenas películas en la Sección Oficial, aunque no hay todavía una clara favorita. En este caso le tocó el turno a la mejicana “Almacenados” (Jack Zagha) y a la rusa-alemana “Paradise” (Andrei Konchalovsky). También pude ver, dentro del ciclo Rellumes, la argentina “La luz incidente” (Ariel Rotter).
Que el cine es un arte con mayúsculas es algo que no creo que haya que demostrar a estas alturas. Una de sus peculiaridades es que a veces, partiendo de lo más pequeño y básico, se pueden alcanzar cotas muy altas. Eso es lo que sucede con la película “Almacenados”, en la que, con tan sólo dos actores y un almacén vacío el director Jack Zagha consiguió que el público asistente al pase de prensa (y me imagino que también en la sesión nocturna del Jovellanos) no pudiera parar de reír durante la mayor parte del metraje.
La película nos habla de Lino (enorme Jose Carlos Ruiz) y Lin (Hoze Meléndez), el primero lleva 29 años trabajando en un almacén de una empresa dedicada a la fabricación y venta de astas y mastiles. El segundo llega para sustituir a Lino en su puesto, ya que éste se va a jubilar. Durante los cinco días que van a pasar juntos en su puesto de trabajo, se creará una pequeña gran relación de respeto, conocimiento y amistad del uno con el otro.
La película te hace reír sí, y mucho, pero también te hace pensar en la inutilidad de la vida laboral y como el ser humano tiende a aferrarse a lo que sea con tal de sentirse útil en su trabajo. Toda una lección de como se puede hacer una gran película con muy pocos medios si el talento de los que forman parte de ella es lo suficientemente grande. Se podrá volver a ver hoy Miércoles a las 19.45 en la Sala 5 de los CInes Centro.
De la comedia pasamos al horror con la película “Paradise”, el último trabajo del veterano director Andrey Konchalovskiy. En ella se nos narra la historia de tres personas, que durante la Segunda Guerra Mundial vieron cruzarse sus vidas y que nos cuentan en primera persona sus vivencias. Ellos son: un policía francés que colabora con los nazis en la Francia ocupada, una princesa rusa atrapada mientras formaba parte de la resistencia francesa y un aristócrata alemán que, como miembro de las SS, se ocupa de la supervisión de los campos de concentración en los que se masacraba a los judíos.
Rodada en blanco y negro y pantalla cuadrada, la película alterna el tono documental con otro más dramático en el que se nos muestran las relaciones entre los diferentes personajes. Estos aparecen de cuando en cuando delante de una cámara de cine que les graba mientras escupen a la misma sus miserias pendientes.
El director ruso apuesta por una cámara totalmente estática, como en los primeros tiempos del cine sonoro para mostrarnos los pecados de los tres personajes, escogidos entre los millones de personas protagonistas de la vida en aquella época y juzgar sus acciones en vida. La película tiene un ritmo lento, pero no por ello se pierde el interés ante el realismo descarnado con el que se nos muestra la vida, la muerte y el sufrimiento en esos años de locura total en Europa.
Se podrá volver a disfrutar de este film hoy a las 22,30 en la Sala 5 de los Cines Centro.
Cerré el día con la película “La luz incidente”, dirigida por el argentino Ariel Rotter, el cual nos relata una época de su propia familia, justo antes de que él llegase al mundo y empezase a formar parte de ella. Luisa, miembro de una familia acomodada de Buenos Aires y madre de dos niñas pequeñas, acaba de perder en accidente de coche a su hermano y a su marido. Estando presa de la tristeza y del dolor conoce a Ernesto, el cual se enamora de ella y trata de convencerla para que forme de nuevo con él otra familia.
Rodada también en blanco y negro y con un uso casi inmóvil de la cámara, salvo escenas puntuales, la película refleja de manera excelente el dolor y la esperanza, la tragedia y el amor, la familia y el cariño. Todo envuelto en una deliciosa banda sonora a base de jazz de la época (década de los 60) que envuelve al espectador y le remite a tiempos pretéritos.
Una película suave, de gestos contenidos en la que la labor de la actriz Erica Rivas brilla con una luminosidad que traspasa la pantalla y hace que el blanco y negro en que se nos muestra el film sea cada vez más brillante y suntuoso.
Gabriel Menéndez
Comentarios recientes