Excelente jornada ayer en el Ficx, con tres películas de gran calidad. En la sección oficial puede ver la búlgara “Destinos” y la francesa “Les fantomes d’Ismael”, con mención especial para la primera. Ya de noche me reencontré con un viejo conocido del festival, John Cameron Mitchell del cual se proyectó, en la Sección Esbilla, su última película “How to talk to girls at parties”.
“Destinos” (“Posoki”) es una joya que nos ha regalado este festival. Stephan Komandarev, su director y guionista, nos cuenta pequeñas historias que se suceden en el interior de los taxis de Sofía, la capital búlgara y a través de ellas, nos retrata la situación actual de todo el país y de sus habitantes, de forma brillante.
Es memorable, como todos los estratos de la sociedad búlgara quedan reflejados de una u otra forma en este film, cuyo ritmo es magnífico durante todo el metraje, manteniendo al espectador en una especie de trance del que no quiere salir.
Komandarev rueda a través de largos planos secuencia, la mayoría de ellos desde dentro de los taxis, mientras se desplazan por la ciudad. El dominio de la cámara es absolutamente genial, ya que a pesar de estar rodada toda la película mediante la cámara al hombro, los largos planos secuencia no son bruscos en ningún momento, si no todo lo contrario. Hay un control del tiempo en cada secuencia que, horas después de haber visionado el film, me tiene todavía hablando solo.
Por si fuera poco, hay un par de momentos en el film, en el que no te explicas como pueden haber rodado esas escenas sin la ayuda de una grúa. Hay un gran trabajo de planificación, con una calidad extrema, en cada secuencia de la película, de tal forma que llegas a preguntarte como han llegado a cuadrar las acciones de todo lo que sucede en pantalla.
En definitiva, una enorme película a la que le deseo la mejor de las suertes, porque sin duda se lo merece. Se podrá volver a ver hoy miércoles a las 19.45 en la Sala 10 de los Cines Yelmo.
La pérdida de un ser querido por la muerte de éste es algo muy duro, pero la desaparición del mismo, sin estar seguro de su muerte es algo mucho peor. Esta es la premisa argumental de “Les fantomes d’Ismaël” la última película del director francés Arnaud Desplechin.
Ismaël (Mathieu Almaric) es un director de cine, al que la desaparición de su esposa Carlotta (Marion Cotillard) 21 años atrás, le persigue constantemente, provocándole pesadillas noche tras noche. Además, se encuentra en el proceso de escritura del guión de su siguiente película, dedicada a su hermano, un diplomático del que apenas tiene noticias. Todo ello le genera una ansiedad enorme que intenta solucionar a base de alcohol y pastillas.
Desplechin construye un puzzle narrativo, en el que se intercalan momentos del pasado, del presente y las escenas que Ismaël imagina para su próxima película. Todo ello crea una sensación de pérdida de la noción del tiempo en el espectador, que busca emparentarlo, aunque sea mínimamente con el protagonista.
La película está muy bien rodada en general pero, sobre todo en la parte final, se hace un poco larga y farragosa. En este caso se podría haber contado lo mismo en menos tiempo, aunque quizás la intención del director era agotar mentalmente al espectador, al igual que hace con su personaje principal.
John Cameron Mitchell lo ha vuelto a hacer. En 2001, nos sorprendía con “Hedwig and the angry inch”, con la que se llevó el premio al mejor actor de este festival y en 2006 con “Shortbus” nos arengaba en un canto a la libertad sexual, por la que se llevó de nuevo dos premios de Gijón. Ahora nos presenta “How to talk to girls at parties” y, de nuevo, vuelve a demostrar que es un director de altísimo nivel, con una visión del mundo absolutamente imaginativa y abierta a todo tipo de experiencias.
Estamos en Gran Bretaña en 1977, el punk está en lo más álgido mientras se celebra el jubileo de la reina Isabel II. Enn (Alex Sharp) es un joven que, junto con sus dos amigos, se pasa las noches por garitos de música punk. Una noche se introducen por error en una casa, en la que un grupo de personas muy extrañas celebran una reunión. Allí conocerá a Zan (Elle Fanning), con la que comenzará una relación muy especial.
El guión, del propio director, está basado en un cómic del mítico Neil Gaiman. En él se mezclan de forma muy imaginativa, las cuitas propias de los adolescentes con una visión del universo extraña, pero apasionante. Mitchell, por otro lado, hace un trabajo excelente, tanto en la puesta en escena,como en los movimientos de cámara.
Como sucede siempre en los trabajos de este director, la música juega un papel muy importante en la película, como nexo de unión y pegamento emocional entre las personas. En resumen, otra nueva muestra del talento de este director, que en cada nueva obra nos insufla un soplo de libertad, tan necesario hoy día. Se vuelve a proyectar hoy miércoles a las 22.30 en el Teatro Jovellanos.
Gabriel Menéndez
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