“El cielo rojo” constituye la segunda parte de una trilogía que Christian Petzold inició en 2020 con “Ondina”, repitiendo con la misma actriz protagonista, una fascinante Paula Beer. De nuevo, nos propone una historia íntima, muy humana, con ligeros toques de comedia, pero con un trasfondo entre histórico y mitológico.
Félix (Langston Uibel) acude junto a su amigo Leon (Thomas Schubert) a la casa de campo que construyó su padre, muy cerca del mar Báltico, con el objetivo el primero de acabar un portafolio que le de acceso a la escuela de arte, mientras que Leon necesita acabar de escribir su segunda novela. Al llegar, descubren que hay alguien más en la casa, se trata de Nadja (Paula Beer), enigmática y magnética, causa un gran impacto en Leon desde el primer momento. Mientras tanto, los bosques alemanes no muy lejos de la casa, arden en un verano seco, amenazando la seguridad de los protagonistas.
La película se centra más en Leon, personaje paranoico y egoista en grado sumo, cuyo mayor temor es sentir algo realmente profundo por alguien, como si ese sentimiento le fuera a destruir. La encantadora presencia de Nadja, le hará tambalearse y, a la vez, revolverse como un gato panza arriba.
El tono naturalista de la película y las agradables situaciones que se nos muestran, hacen que la historia fluya con suavidad, trasladando al espectador a ese pequeño reino de Taifas que construyen los personajes, aislándose del resto de turistas de la zona. Todo ello tratado de forma muy sutil, lo que hace que los sucesos que acontecen en la parte final, pillen por sorpresa al espectador.
Como queriendo refrendar el tono de la película y la importancia de la historia en la misma, la puesta en escena es muy sencilla, Petzold se limita a mostrar las conversaciones y desplazamientos de los personajes, sin ningún tipo de virtuosismo técnico. A destacar también la ausencia de música, salvo la que escuchan los personajes en contadas escenas.
En definitiva, se trata de una película muy interesante, con un estilo narrativo bastante personal y unos personajes, salvo Leon, con una bondad, una personalidad y un magnetismo fuera de lo normal. Todo ello hace que la película transcurra en un suspiro y deje al espectador con ganas de más.
Se podrá volver a ver el martes 21 a las 21.30 en la Sala 7 de los cines Yelmo.
Gabriel Menéndez Piñera
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