Había una época, hace unos 40 años en que una buena parte del cine que venía de Hollywood no consistía en una sucesión de escenas de acción sin sentido repletas de efectos especiales, es lo que yo llamo la época previa a Star Wars. Una época en la que las películas que no eran infantiles eran películas para gente adulta, con historias con la suficiente carga dramática para interesar a gente de un muy amplio espectro de edad. “Spotlight” (2015, Thomas McCarthy) nos remite a esa época, sin querer parecer una copia de aquellas películas urbanas de los años 70, pobladas de policías, reporteros, investigadores, abogados o criminales todos ellos cargados hasta las cejas de una realidad que difícilmente se vislumbra en las películas actuales.
“Spotlight” nos narra los sucesos acaecidos a principios de este siglo, cuando un grupo de reporteros del Boston Globe recibe el encargo de investigar una serie de abusos sexuales denunciados en su día contra un párroco de la ciudad. Pronto descubrirán que lo que parecía un caso aislado es toda una red de encubrimiento generalizado, de una gran cantidad de curas pederastas, no sólo por parte de la Iglesia.
El tema, es lo suficientemente interesante y trascendente como para que la película tenga un mínimo interés de partida para el espectador, pero además cuenta con un guión muy sólido, unas interpretaciones dignas de ser premiadas y una dirección sobria, pero que mantiene el ritmo durante todo el desarrollo del film. Todo ello hace que estemos ante una de las mejores películas que nos van a llegar de los states en este 2016 que todavía está empezando.
El guión, firmado por el propio director Thomas McCarthy junto con Josh Singer, nos muestra los hechos de manera clara y sencilla, a pesar del gran número de personajes que pueblan la película. Busca simplemente explicar lo sucedido intentando transmitir la atmósfera propia de una ciudad como Boston, la más anclada al pasado de la costa este de los Estados Unidos. Así mismo es muy fiel en la forma en que se trata el trabajo de una redacción y las presiones a las que están sometidos los periodistas cuando la noticia que quieren dar no va a ser del agrado de una parte importante de la sociedad. Los guionistas únicamente se permiten una pequeña trampa de guión, que al final no tiene mayor repercusión en el desenlace del film, por lo que no se la tengo demasiado en cuenta.
En cuanto al reparto, considero un gran acierto no haber buscado a una superestrella para ninguno de los papeles del film. Considero que un elenco formado por buenos actores, pero que no son de los más conocidos entre el gran público es lo mejor para una película que trata de buscar el mayor realismo posible. El más famoso de todos ellos, Michael Keaton, tiene un papel importante en la trama, como jefe del grupo de reporteros encargados de la investigación, pero cede gran parte de su protagonismo en favor de un Mark Ruffalo que está simplemente excepcional en su rol de periodista encargado de la investigación a pie de calle.
La labor del director Thomas McCarthy en esta película, tiene dos objetivos principales desde la primera escena. El primero de ellos es que su trabajo pase lo más desapercibido posible en favor de la historia y de los actores que la interpretan, considerando que son lo fundamental en este film. El Segundo es dotar de ritmo a un film que se basa principalmente en escenas con largos diálogos muy bien construidas y que relatan unos hechos realmente transcendentes y a los que se les debía de dar mayor difusión.
En esa búsqueda de la sencillez técnica, de no llamar la atención en ese aspecto, han llegado quizás un poco más lejos de lo deseado. La cámara se mantiene fija en la gran mayoría de las escenas y únicamente gira a los lados sobre un mismo eje, siguiendo a los personajes en algunas de ellas. Se echa en falta quizás algo más de ambición a la hora de crear escenas poderosas con la luz o la cámara, lo cual se ha intentado compensar con un montaje ágil que ayuda al ritmo vivo de la película.
“Spotlight” está nominada a 6 premios Oscar: película, director, guión original, actor de reparto (Mark Ruffalo), actriz de reparto (Rachel McAdams) y montaje. La categoría que más opciones tiene de llevarse premio es la de guión original y yo le daría sin pensarlo el premio al mejor actor de reparto (aunque en mi opinión tiene mucho de principal) a Mark Ruffalo.
En definitiva, se trata de una película que no sólo es necesaria de ver, si no que además es muy buena. Como leí el otro día en un red social, aunque fuera mala habría que ir a verla. Es curiosamente, tras la chilena “El club” (2015, Pablo Larraín) la segunda película en pocos meses que trata el tema de curas que abusan de niños, en este caso desde el punto de vista de los periodistas encargados de desenmascarar los hechos. Se trata de un film que te hace olvidar durante dos horas el bajísimo nivel actual del periodismo en todo el mundo lo cual ya es más que suficiente.
Gabriel Menéndez Piñera
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