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Relatos salvajes

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No soy muy aficionado a las películas divididas en varios relatos cortos independientes, ya que siempre he preferido las historias largas y profundas que pueden introducirse mejor en los personajes y las circunstancias que les suceden. Sin embargo cuando una película está bien hecha y tiene arte, me da igual que entre dentro de mis preferencias personales o no. En esos casos sólo me queda aplaudir por dentro a los responsables de la misma y disfrutar de su visionado. Esto es lo que me ha sucedido con “Relatos salvajes”, la última película del argentino Damián Szifrón, la cual nos sumerge en seis historias, de gente llevada al límite de su aguante por lo que acaban sacando su lado salvaje, narradas con un inteligente humor negro y un manejo del tempo narrativo espectacular.

Las seis historias son: una coincidencia increible en un avión de pasajeros; un encuentro del pasado; una pelea entre conductores; alguien que se rebela contra la injusticia del sistema y el borreguismo absoluto a que nos somete la sociedad actual; un atropello que nos muestra la diferencia entre poderosos y ciudadanos de a pie y, finalmente, la boda más caótica jamás filmada.

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Lo primero que llama la atención es la cuidada producción que presenta el film, sin duda se nota la mano de los hermanos Almodovar como productores del mismo. Se trata de una película de altísima calidad en la que todos los detalles están muy cuidados y en la que la puesta en escena se ha preparado minuciosamente en cada toma.

Como siempre sucede en este tipo de películas, hay altibajos entre unas historias y otras, pero todas tienen algo que merece la pena destacar. Personalmente yo me quedo con la protagonizada por un Ricardo Darín que, una vez más, se come la pantalla y todo lo que sucede en la misma con una actuación que hace que el público sienta una empatía total con su personaje empeñado enfrentarse a la injusticia del sistema. A esto también ayuda que su historia sea la más cotidiana y con la que el espectador se puede sentir más identificado y que el ritmo narrativo en esta historia es sencillamente académico.

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Otra de las historias que más destacan es la protagonizada por Leonardo Sbaraglia, el cual se ve inmerso en una lucha a muerte con otro conductor en medio de unos paisajes bellísimos. Esta historia bebe de dos fuentes muy claras, por un lado se nota la influencia de “El diablo sobre ruedas ” (“Duel” 1971, Steven Spielberg) y por otro, parece que estamos viendo un cartoon protagonizado por el coyote y el correcaminos. En este segmento hay un detalle musical (que no voy a desvelar), pero que me hizo mucha gracia y que conecta con la última frase que se dice en este episodio, el cual está  rodado con una factura técnica espectacular en todos sus aspectos.

 En general, la labor del director Damián Szifrón es muy destacable, utilizando diferentes técnicas de rodaje en cada episodio y dotando a todo el conjunto, como ya dije, de un ritmo narrativo memorable. Por otro lado, durante todo el metraje consigue una simbiosis perfecta entre el drama y la tensión que sufren sus personajes con gran cantidad de pinceladas de humor negro que provocan la carcajada en la platea.

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En efecto, viendo esta película te ríes, te ríes mucho, pero también estás en tensión buena parte del mismo, llegando al final de la película a un estado de serenidad mental importante, como si te hubieras liberado de muchos de tus demonios internos. Sin duda se trata de una película que conecta con el público, con la que todo tipo de público se puede sentir satisfecho del dinero invertido en su visionado. Quízás este aspecto de tratarse de una obra dirigida a la audiencia haga que algunos críticos no la valoren en su justa medida, algo que me parece injusto ya que sus valores artísticos no se ven mermados por ello. Recordemos únicamente dos directores que siempre han tenido al público en mente a la hora de hacer sus películas: Billy Wilder y Alfred Hitchcock, creo que no hace falta decir más al respecto.

Yo les recomiendo que vayan a ver esta película al cine y se dejen sumergir por estos relatos salvajes. Que disfruten con la libertad (Casi anárquica) que respiran estas pequeñas historias sobre gente cotidiana a las que circunstancias externas a ellos les pone en una situación límite. Les aseguro que se sorprenderán de las ideas que cruzarán por su mente durante el visionado de la misma, habrá momentos en los que no se reconozcan en sus propios pensamientos. Pero no se asusten por ello, ni es algo malo ni serán los únicos a los que les suceda algo así mientras ven esta película.

Gabriel Menéndez

 

 

 

 

Un comentario de Relatos salvajes

  • Víctor  dice:

    Muy acertada la crítica. Felicidades por la web.
    Saludos

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