Tras su exitoso paso por los festivales de Cannes y Sevilla, llega a las pantallas comerciales “Mr. Turner” la última película del director británico Mike Leigh, el cual se atreve a rememorar los últimos años del genial pintor William Turner, de una manera artística y sin ningún guiño a la comercialidad del producto final.
No existen en este paseo por la vida del artista grandes dramas, no hay traumas de la infancia ni amores eternos. Su vida es tan rutinaria como cualquiera de las nuestras, una vida de talento, pero también de muchísimo trabajo día tras día, sin ningún tipo de glamour ni casi de reconocimiento personal.
El argumento es tan sencillo como mostrarnos la relación del pintor con su padre, con su ama de llaves, con sus colegas pintores y con una mujer que se convirtió en alguien bastante especial para él en sus últimos días. Al contrario que en otros biopics que se han realizado de artistas de siglos pasados, no hay un misterio que acecha, ni un amor imposible que atormenta al personaje en cuestión. La película se recrea en mostrarnos la vida, tal cual es, con muy pocos momentos especiales y muchos días rutinarios. Escenas como la compra de los colores por parte del padre de Turner o los viajes para empaparse de nuevos paisajes que rememorar en sus cuadros son las que nos aparecen ante nuestros ojos durante el visionado del film.
Mike Leigh se juega la mano con dos cartas principales con las que sabe que no puede perder. Una de ellas es Timothy Spall, uno de los actores más recurrentes en su filmografía y al que le ofrece el papel de su vida. Por supuesto Mr. Spall ha sabido coger el tren que se le ofrecía y nos obsequia con una actuación portentosa, plena de matices y realismo, partiendo únicamente de los datos personales que se conocen sobre el personaje. La otra carta ganadora es la fotografía de Dick Pope, el cual ha recreado en la pantalla la luz de Turner, consiguiendo algunas de las imágenes más bellas que yo haya podido ver en una pantalla de cine. No se para que me molesto en intentar describir la increíble belleza de las imágenes que se nos muestran en esta película y ya que no tengo palabras suficientes para elogiar el trabajo de Pope, sólo se me ocurre resumirlo en una única palabra: “gracias”.
Pero no son estos los únicos valores de la película, ya que la ambientación está realmente bien construida, así como el vestuario de los actores lo cual, unido al ritmo pausado de la película, nos introduce en otra época, la época de Turner, en la cual el tiempo transcurría despacio y los días eran monótonos.
Así mismo Leigh rueda la película como si fuera un documental exquisito, ya que el realismo formal se mezcla con la inmensa belleza de las imágenes creando una dicotomía chocante en algún momento, pero que en su conjunto nos traslada a la excelencia del arte cinematográfico como pocas veces hemos visto en los últimos años.
Como dije, el ritmo de la película es pausado, pero lo justo únicamente para introducirnos en la época, ya que las escenas se suceden con la suficiente viveza como para mantener atento al espectador que sienta un poco de curiosidad o interés en este artista y su obra. No es una película de fácil visionado dada su larga duración y sus nulas concesiones a la comercialidad, pero los amantes del arte en general y de Turner en particular disfrutarán como enanos.
Si hay que ponerle un pero a la película es que nos planta en la vida de un Turner ya talludito, sin que apenas se nos den durante la película datos sobre su vida anterior. Mike Leigh se ha querido centrar en la última etapa, vital y artística, del pintor y hay que respetarle por ello aunque algunos nos hayamos quedado con ganas de saber más de la vida de este insigne artista británico.
La labor de Timothy Spall dando vida a Turner ha sido ampliamente reconocida hasta ahora, resultando premiado como mejor actor en los festivales de Cannes y Sevilla, en los premios del cine europeo y por el Círculo de críticos de Nueva York. Así mismo el Festival de Cine Europeo de Sevilla premió a Mike Leigh como mejor director en la pasada edición. Seguramente oiremos sus nombres y el de Dick Pope el próximo Enero durante las nominaciones a los premios Oscar de la Academia.
Por supuesto los espectadores ávidos de emociones fuertes, chistes fáciles, romances y explosiones es mejor que dirijan sus pasos a otra sala de cine, será mejor para ellos y para los que quieran disfrutar tranquilamente de esta gran obra.
Gabriel Menéndez
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