Decir que el cine español puede con todos los obstáculos que se le ponen en el camino parece cada vez más una realidad palpable. Tras un 2014 con un nivel muy alto de películas y unos excelentes resultados en taquilla, este 2015 ya nos presenta una nueva muestra, no sólo del buen cine que se hace en nuestro país, si no también de que los nuevos directores vienen empujando muy fuerte. Directores que están dispuestos a hacerse un hueco en unas carteleras que, por otra parte, siguen pobladas de blockbusters provenientes de los USA.
En este caso, me toca hablar bien de “A cambio de nada”, ópera prima como director de Daniel Guzmán, el cual nos presenta una historia que tiene mucho de autobiográfica y a la que sabe darle la mezcla justa de drama, realismo social y humor castizo. La trama nos cuenta la adolescencia de Darío (Miguel Herran) cuyos padres (María de Miguel y Luis Tosar) se divorciaron hace un par de años. Desde entonces la vida de Darío ha ido cuesta abajo, hasta que harto de la situación con sus padres se escapa de casa, teniendo únicamente el apoyo de su amigo Luismi (Antonio Bachiller), el dueño de un taller de motos apoyado Caralimpia (Felipe Vélez) y una anciana que vive sóla y acoge a Darío en su casa (Antonia Guzmán).
Lo que primero llama la atención es la calidad de las interpretaciones de todo el reparto, quedando quizás el protagonista un poco por debajo del altísimo nivel que marcan sus compañeros en la película. Destacar que tanto Miguel Herrán como Antonio Bachiller no eran actores profesionales, es más, a Miguel Herrán lo descubrió el director Daniel Guzmán un día por la noche que se le acercó Miguel a pedirle un autógrafo. Sin duda Daniel tuvo muy claro desde el primer momento que si alguien iba a interpretar una parte de su vida muy importante éste iba a ser alguien con la chispa de Miguel Herrán. En su trabajo en la película se nota su falta de experiencia, pero no en negativo, ya que la naturalidad de sus interpretaciones es lo que más llama la atención.
De entre los muchos secundarios que aparecen en el film destaca el maravilloso personaje de Caralimpia creado por Felipe Vélez. Un personaje que desde su primera aparición en la pantalla ya nos adelanta todo el jugo que va a dar a lo largo del film. También resalta como siempre Luis Tosar como padre de Darío, Miguel Rellán como director del colegio y Antonia Guzmán, la abuela del director, la cual pese a su avanzada edad de 92 años, realiza un trabajo encomiable también pleno de verdad y naturalidad.
El guión, escrito por el director, es en gran parte autobiográfico y en él nos habla de la amistad incondicional de la juventud (de ahí el título de la película), de las parejas que no pueden estar juntos y las víctimas colaterales de sus peleas, de personajes perdidos en un mundo que no les regala nada, pero que siguen luchando a pesar de todo. Personajes que se encuentran sólos y entre los que se establecen relaciones de amistad muy fuertes, amistad sin intereses que pagar. Han sido cinco años de trabajo escribiendo esta historia que posteriormente tardó otros cuatro años en poder plasmar en la pantalla por los problemas habituales de financiación con que se encuentran los directores de cine en nuestro país.
En cuanto a la dirección, Guzmán nos ofrece una labor sencilla, sin tomas ni puestas en escena complicadas, pero de gran calidad. Una dirección clásica, de las que hace casi invisible la labor del director, pero cuyo trabajo está ahí presente en cada escena del film con una calidad y un buen gusto realmente encomiable.
En general, se puede decir que es un debut como director muy prometedor y que ya le ha valido los premios a la mejor película y al mejor director en el reciente Festival de Málaga. Esperemos que ésto le sirva como trampolín para lograr una buena asistencia de público en las salas que permita a Daniel Guzmán, también productor del film, no tener tantos problemas a la hora de levantar su próximo proyecto.
Como resumen final, sólo decir que es una película muy bien realizada, de la que puede disfrutar un amplio espectro de la audiencia y que sin duda seguirá abriendo ese difícil camino por el que transita el cine español en los últimos años. El camino de convencer a la ciudadanía de que nuestro cinematografía tiene una calidad muy superior de lo que la gente (abducida por las superproducciones de Hollywood) cree desde hace muchos años. Yo desde mi humilde púlpito llevo ya casi tres años con esta pelea y empiezo a ver poco a poco los frutos de la misma.
Gabriel Menéndez Piñera
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