El director francés François Ozon vuelve a hacer gala de su inteligencia, de su saber hacer y de sus ganas de incomodar al espectador en su última película “Una nueva amiga” (“Une nouvelle amie”, 2014). En ella, nos traslada a una relación extraña entre dos personas, las cuales al sentimiento de pérdida de su persona más querida han de sumar el sentimiento de desconcierto ante su propia forma de ser, de amar, de sentir, la cual está fuera de los márgenes de lo bien visto por la sociedad.
La película nos habla de dos amigas de la infancia: Claire (Anais Demoustier) y Laura (Isild Le Besco). Cuando Laura enferma tras tener a su primera hija, Claire le promete cuidar tanto de la niña como de su marido David (Romain Duruis) si ella llega a faltar algún día. Tras la muerte prematura de Laura, Claire decide visitar a David para cumplir su promesa, pero se encontrará con algo totalmente inesperado. David tiene la necesidad de vestirse de mujer, más concretamente con los vestidos de su esposa, lo que hace que retornen en Claire extraños sentimientos hacía su difunta amiga que creía superados, pero ahora reflejados en la figura de David. El hecho de que compartan el secreto de David, hace que entre ambos crezca muy rápidamente una amistad muy cómplice.
Como es algo habitual en el cine de Ozon, las diferentes escenas no sólo hacen que la narración avance a buen ritmo, si no que todas y cada una de ellas tienen un significado en la trama que nos ocupa. En ellas se nos dice más de lo que se muestra, teniendo que interpretar el espectador como van evolucionando emocionalmente los personajes y como ésto afecta a su relación con otras personas.
Los dos personajes principales, Claire y David, son tremendamente complejos y pasan por una gran cantidad de estados emocionales a lo largo del film. Transitan desde la pena y la desolación absolutas a la euforia total, pasando por sentimientos de culpa, negación, vergüenza, miedo, duda, etc. Esto hace que la película se centre casi exclusivamente en ellos, contando siempre con la presencia inmaterial de la difunta Laura como material de fusión entre ellos.
Las actuaciones de los intérpretes principales Roman Duris y Anais Dumostier tienen mucho mérito, ya que sus personajes se mueven en algunos momentos en los límites de la credibilidad. Sin embargo, tanto uno como otra, realizan una buena interpretación, que llega a límites muy altos en algunas escenas concretas.
Es difícil etiquetar “Una nueva amiga” dentro de un género concreto, tiene un poco de comedia, algo más de drama, incluso algo de suspense, siendo la idea principal una historia de amor. Lo que está claro es que este film es un canto a la tolerancia, a la libertad, al amor provenga de donde provenga en la que el Ozon guionista ha querido dar una nueva vuelta de tuerca a algo tan trillado como es una historia de amor entre dos personas. Desde el principio Ozon nos deja claro que Claire sentía algo más que amistad por Laura pero al ser ésta claramente heterosexual, Claire sigue el mismo camino y se casa con un hombre. Sin embargo la aparición de David en su versión femenina hace que de nuevo aparezcan en ella muchas dudas acerca de su sexualidad. Ozon resume muy bien el cambio experimentado por Claire en las dos escenas en que ésta aparece haciendo el amor con su marido, una al principio del film y otra hacia la mitad de la película.
La labor del director, François Ozon, es otra vez excelente, usando la historia de forma muy inteligente para ir provocando una serie infinita de sensaciones en el espectador. El director francés crea algunas secuencias magníficas a partir de las diferentes fases que van pasando los personajes principales dentro de su especial relación. Me gustaría destacar una escena en particular en la que, tras pasar los dos protagonistas un día de compras juntos, con David vestido como mujer, éste se sienta frente a un espejo en su habitación. La cámara nos muestra la escena desde el otro extremo de la habitación y poco a poco se va acercando hasta el espejo en el que vemos la cara de David con una expresión que no habíamos visto hasta ahora, la expresión de los que tienen claro lo que quieren hacer con su vida.
En el film se pueden detectar influencias muy claras del cine de Hitchcock, sobre todo de “Vértigo” (1958), pero también de “Rebeca” (1940) en la escena en que los protagonistas visitan la casa de campo familiar y en la que se percibe la presencia inmaterial de Laura. Precisamente el nombre de la amiga muerta puede haber sido elegido por Ozon como homenaje a esa maravillosa película de cine negro titulada simplemente “Laura”, dirigida en 1944 por Otto Preminger y en la que el personaje de dicho nombre aparece asesinado y el resto de personajes recuerdan su relación con ella. Así mismo, tanto en una película como en otra, Laura está presente gracias a un gran retrato pintado colgado en la pared.
Hay otro referente que igual es casual, pero no puedo evitar comentarlo. El inicio del film en el que se nos muestra la relación entre las dos mujeres a lo largo de los años hasta la muerte de Laura es casi un calco del inicio del film de animación “Up”, dirigido en 2009 por Pete Docter y Bob Peterson. En este film se nos mostraba de forma análoga la relación de una pareja desde que se conocen de niños hasta la muerte de la mujer ya anciana.
En definitiva, tras una grandísima película como “En la casa” (“Dans la maison”, 2012) http://historiasdelceluloide.elcomercio.es/?s=en+la+casa#/2012/12/en-la-casa.html y otra tan provocativa como “Joven y bonita” (“Jeune et jolie”, 2013), Ozon sigue en su línea de crear situaciones incómodas para el espectador a través de personajes complicados y de situaciones escandalosas para ciertos sectores de la sociedad.
Gabriel Menéndez Piñera
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