Juntar en una misma obra cinematográfica a Lorca, una directora de talento como Paula Ortiz y la música de Shigeri Umebayashi sólo podía traer buenos resultados. Sin embargo, el film “La novia”, adaptación de la obra “Bodas de sangre” del genial escritor granadino, ha superado todas mis expectativas, las cuales eran ya bastante altas antes de acudir a verla.
“La novia” es una mujer (Inma Cuesta) atrapada entre dos hombres, Axier Etxeandia (con quien se va a casar) y Alex García (el objeto de su deseo). Atrapada entre la seguridad y la pasión, entre un grifo que le sacia la sed y un torrente que la lleva a territorios inexplorados. La pasión se transmite en cada fotograma de la película, el amor, pero también el odio, la venganza, todo llevado al extremo del lirismo y la belleza plástica.
Hacer una película con un texto de Federico García Lorca ya te da mucho hecho, sus excepcionales palabras puestas en una pantalla ya sería motivo suficiente para emocionar al espectador más frío. Pero si además se añade al texto una directora obsesionada por la belleza visual de lo que plasma en pantalla, unas actrices apasionadas y un compositor de bandas sonoras hipnóticas nos encontramos frente a una película simplemente sobresaliente.
Destaca la labor del grupo de actrices que aparecen en el film, desde esa novia protagonista, interpretada por una Inma Cuesta, a la que sólo le falta derramar lágrimas de sangre para expresar algo más de pasión, de dolor, de lucha interior. Junto a ella, destaca Luisa Gavasa, su futura suegra, la cual ni perdona, ni olvida los muertos causados a lo largo de los años en las disputas entre las familias del pueblo que le han costado despedir prematuramente a su marido y a alguno de sus hijos. Además, Ana Fernández, Leticia Dolera y Manuela Vellés completan un elenco femenino excepcional y que será recordado por mucho tiempo.
El guión, firmado por la directora Paula Ortiz, junto a Javier García Arredondo, adapta brillantemente el texto lorquiano y acierta de manera primorosa al mezclar el mismo con las canciones populares del propio Lorca. Así mismo, las maravillosas frases del poeta granadino se van deslizando poco a poco a lo largo de un film que es más que nada visual y auditivo, en el que el propio texto es un simple cimiento en el que Paula Ortiz ha construido una obra propia.
Se nota la influencia en la directora aragonesa del cineasta Won Kar-Wai, especialmente de sus obras “Deseando amar” (“In the mood for love”, 2000) y “2046” (2004), películas cuya banda sonora está compuesta, al igual que en “La novia”, por Shigeri Umebayashi. No obstante, Paula Ortiz traslada el universo del director asiático a la cultura andaluza y el resultado no puede ser mejor.
Técnicamente la película es sobresaliente, tanto el montaje, como la puesta en escena, como el uso de una cámara que se mueve suavemente, de forma sensual, excepto en la escena inicial y final, en la que parece estar movida por las fuertes ráfagas de viento que se muestran en dichas escenas, o casi como una virgen de la Semana Santa andaluza.
Destacan especialmente una escena, la del baile en grupo en la celebración de la boda, que de pura belleza duele y te hace llorar. En ella, Inma Cuesta transmite toda la desesperación de su prisión emocional, toda la necesidad de encontrar en medio de ese baile un beso furtivo con su amante, de tal forma que el espectador sufre con ella mientras la música, el montaje de imágenes y la propia actriz lo sumerge en una tensión que sólo el llanto silencioso puede liberar.
En definitiva, se trata de un film al que, en mi opinión, le esperan una sucesión de nominaciones y premios en los próximos meses. Nominaciones que ya han comenzado esta semana en número de nueve opciones de galardón en la próxima ceremonia de los Premios Feroz. Si no es así, seguirá contando con la admiración, devoción y respeto por parte de este humilde espectador al que este film ha conquistado, al igual que en su día lo hizo “Blancanieves” (2012, Pablo Berger).
http://historiasdelceluloide.elcomercio.es/2012/10/blancanieves.html
Gabriel Menéndez Piñera
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