Si hay una razón por la que un ser humano debe luchar con todas sus fuerzas es por la libertad. Libertad de poder escoger su propia vida, de poder acertar o equivocarse, de elegir su propio destino y ser dueño de su cuerpo y de sus ideas y pensamientos. Esto que, en nuestra sociedad occidental, nos parece algo lógico y que lo sentimos ya desde hace años como algo natural que nos viene dado desde que nacemos, no es tan frecuente en otras sociedades, algunas dentro mismo de la propia Europa.
“Mustang” (2015) es el debut en el largometraje de su directora Deniz Gamze Ergüven y en ella nos cuenta la historia de cinco hermanas turcas, huérfanas de padre y madre, las cuales son educadas por su tío y su abuela en la más rígida moral. Tras ser acusadas por una vecina de comportamiento libidinoso se las encierra en casa, con el objetivo de enseñarles a ser la perfecta esposa de futuros maridos que no conocen siquiera y preservarlas de posibles escarceos amorosos antes del matrimonio, pero ellas se rebelan ante esa situación luchando por su libertad como personas.
Lo que primero destaca es la gran labor realizada por las cinco actrices que interpretan a las hermanas protagonistas, la naturalidad y la sobriedad se dan la mano en un trabajo imponente por parte de todas ellas. De manera especial destaca la pequeña Günes Sensoy que da vida a Lale, la menor de las cinco. Jamás el aburrimiento, la vida que se abre paso en el interior de una niña o la curiosidad de la preadolescencia se vieron tan bien reflejados en una pantalla de cine.
Precisamente, la película se nos muestra principalmente desde el punto de vista de la hermana más pequeña, de unos 10 años, la cual no tiene ningún referente materno, pero que es la que más beligerante se muestra ante un destino marcado de antemano y que se niega a aceptar. Es ella la que marca el ritmo de la película y la que, junto con la hermana mayor, arenga a sus hermanas a combatir contra la ignorancia y la cerrazón de sus familiares. Es terrorífico ver como esta niña ve su futuro cercano en sus propias hermanas y se niega a aceptarlo, se niega a sufrir una vida en compañía de un hombre al que no quiere, rehuye vivir así y lucha con todo lo que tiene a su mano para escapar de ello.
La película triunfa en su intento de transmitir emociones, tensión dramática, naturalidad, en definitiva, todo lo que se propone. Todo ello llega al espectador de forma clara y directa sin necesidad de subrayados ni de excesivo dramatismo. Es muy destacable el trabajo de la directora en este aspecto, ya que el film contiene un ritmo envidiable y una puesta en escena sobria, pero efectiva.
El tono del film, alterna momentos dramáticos con otros más livianos, pero hacia el final del mismo la tensión aumenta cada minuto que pasa. De esta forma el espectador ve como se introduce poco a poco en la piel de estas niñas, y siente las mismas sensaciones que ellas, hasta llegar a una escena final en la que resulta casi imposible no romper a llorar, aunque sólo sea como forma de liberar la enorme tensión que se ha acumulado en la última media hora de película.
Ganadora de innumerables premios en festivales a lo largo del año pasado, tales como el Premio del público en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, la espiga de Plata en la Seminci de Valladolid, premio Goya a mejor película europea, 4 premios César o el premio a la mejor película en el Festival de Sarajevo. Es una bendición que esta película llegue ahora a las carteleras de cine de nuestro país, una historia sensible y que todas las jovencitas españolas en edad de merecer deberían ver. Sería una buena forma de valorar todo lo que tienen en términos de libertad y se den cuenta de que dentro de la misma Europa hay sociedades en las que la mujer sigue siendo ciudadana de tercera. Viendo esta película se darán cuenta de que si en España tienen todavía mucho por lo que luchar, en otros países la guerra acaba de comenzar.
Gabriel Menéndez Piñera
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