Si cogemos a dos arribistas personajes del universo de Woody Allen, el Chris Wilton de “Match Point” (2005) y el Roy de “Conocerás al hombre de tus sueños” (“You will meet a tall dark stranger”, 2010), interpretados respectivamente por Jonathan Rhys-Meyers y Josh Brolin y los ponemos en una novela de Patricia Highsmith, con unas gotitas del suspense al estilo Hitchcock, tenemos la película de la que voy a hablar en esta ocasión. “El hombre perfecto” (“Un homme ideal” 2015, Yann Gozlan) es un thriller efectivo, pero no efectista, en el que se logra transmitir de forma superlativa la progresiva tensión de la historia y que nos hace pasar un muy buen rato sin tener que recurrir a trampas de guión ni a los, tan odiados por mi parte, giros argumentales de última hora.
La historia es la siguiente: Mathieu es un aspirante a escritor sin demasiado talento, el cual se gana la vida en una empresa de mudanzas. Durante un trabajo consistente en limpiar el piso de un anciano solitario recién fallecido, encuentra el diario que éste escribió durante la guerra de Argel. Mathieu queda fascinado por el relato y decide transcribirlo como si fuera una novela escrita por él y presentarla a una editorial, con la esperanza de verse publicado al fin.
Un buen thriller necesita un buen guión y “El hombre perfecto” lo tiene. Creado a seis manos por el propio director Yann Gozlan junto con Guillaume Lemans y Gregoire Vigneron, el desarrollo de la historia no tiene pausa. Asistimos en primer lugar al ascenso vertiginoso del protagonista, del cual acertadamente nos ahorran unas cuantas escenas innecesarias, para a continuación regodearse en el progresivo descenso a los infiernos del mismo, a través de una espiral continuada de malas decisiones y bastante mala suerte. Eso sí, hay tres o cuatro detalles con los que tenemos que tragar y que se podían haber solucionado de manera menos burda a como lo hacen los creadores del guión. No es creíble que en la mansión de sus futuros suegros no haya ningún sistema de seguridad, ni ningún tipo de criado o asistenta del hogar, por poner únicamente los dos ejemplos que puedo mostrar sin desentrañar nada importante del film.
Otro aspecto importante es la creación de los personajes principales. En este apartado Pierre Nimey realiza un gran trabajo al dar vida a un Mathieu sin escrúpulos y que refleja de manera excelente la progresiva ansiedad que le producen los acontecimientos que intentan dar al traste con todo lo conseguido hasta entonces. Por su parte Anne Girardot vuelve a mostrar una frescura y sensualidad fuera de lo normal, creando un personaje por el que cualquier hombre haría lo que fuese por tener a su lado.
Este es el debut en el largometraje de su director, Yann Gozlan y si no me equivoco no será su última película, ya que demuestra un gran talento en darle al público lo que quiere en este tipo de películas. Así, la tensión es creciente, el ritmo es constante, los personajes empatizan con los espectadores y el final no defrauda sin tener que recurrir a trucos baratos, como solemos sufrir en los thrillers que nos llegan de Hollywood.
Gozlan logra que un entorno idílico, como la mansión y alrededores en los que transcurre la mayoría del metraje, se conviertan en una especie de casa del terror en la que a plena luz del día se puede sentir la tensión flotando en el aire y en la que siempre parece estar aflorando el drama. No hay nada más terrorífico que perder lo que has logrado conseguir (sea con esfuerzo o a base de trampas) y eso lo explota el director de manera magistral, transmitiendo la tensión que acumula el personaje de Mathieu al ver que la felicidad conseguida puede tornarse en un futuro aterrador.
Así mismo deja para el final una crítica a una sociedad en la que el talento y el éxito de ventas pocas veces van de la mano, si no que se deben a aspectos coyunturales que no tienen nada que ver con la genialidad del artista (se que este párrafo es un poco abstracto pero no puedo explicarlo sin destripar el final de la película).
En definitiva, un claro ejemplo de que el cine francés no sólo es una máquina de generar buen cine de autor, si no que en muchas ocasiones son capaces de crear excelentes muestras de cine comercial, sin perder un ápice de madurez en los temas y en su modo de trasladarlos a la pantalla de cine. Por algo es en mi opinión la mejor cinematografía del mundo muy por delante del resto de países. Pasen y vean a un hombre desesperado y capaz de todo por no perder su posición, les aseguro que no les defraudará y verán recompensado el precio de su entrada.
Gabriel Menéndez Piñera
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