Llevo escuchando canciones de Elton John desde el año 1983 y me considero uno de sus mayores seguidores. Tengo todos sus discos (que ya son), los cuales llevo coleccionando desde 1988, ya sea en vinilo o CD. Por todo ello cuando vi en el cine el trailer de “Rocketman” (Dexter Fletcher, 2019) me tembló todo el cuerpo, ante la posibilidad nada remota de que se cometiera con su vida otro desaguisado, similar al que se llevó a cabo el año pasado con la de Freddie Mercury en “Bohemian Rapsody” (Brian Singer, 2018). Sin embargo tengo que decir que he salido bastante satisfecho con esta libérrima adaptación de la vida de Sir Elton John, la cual han tenido el acierto de convertir en un musical despojado de todo tipo de referencias temporales.
Reginald Kenneth Dwight es un tímido niño falto de amor paterno y cuyo talento natural con el piano le convertirá ya en su juventud en Elton John (interpretado por Taron Egerton) una de las mayores estrellas del firmamento musical del siglo XX. Sin embargo, su adicción a las drogas y al alcohol, así como algunos desencuentros amorosos harán de su vida algo muy parecido a un infierno.
El mayor acierto de “Rocketman”, aunque en un principio cueste asimilar, es usar las letras de sus canciones (escritas la gran mayoría de ellas por Bernie Taupin, interpretado en el film por Jaime Bell), como hilo conductor del film sin importar que no se correspondan con el momento de la vida de Elton que se esté mostrando en pantalla. Por poner un ejemplo, la primera canción que aparece, cuando Reginald es todavía un niño, es “I want love” la cual aparecía en el disco “Songs from the west coast” del año 2001. La razón de usarla en ese momento es que la letra cuadra perfectamente con lo que siente Reginald en ese momento de su vida.
Otro punto a su favor es no buscar en Taron Egerton un doble de Elton John, si no una mera aproximación a su físico y a su voz, siendo la voz del actor la que interpreta las canciones en el film. Este detalle tan simple le da al producto final una patina de realismo la cual contrasta perfectamente con todo el aire de ensoñación musical que tiene la película. Por otro lado la actuación del joven actor británico cumple con creces lo esperado, apoderándose del espíritu de Elton sin caer en la sobre actuación en ningún momento.
En cuanto al director Dexter Fletcher, su labor es muy correcta en todo momento, sin destacar de forma excesiva en casi ningún momento. Eso no es óbice para que en algunos momentos la puesta en escena y los movimientos de cámara rayen a gran nivel.
Mención aparte merece una escena en particular cuya elaboración sólo puedo calificar de sobresaliente. Me refiero a la escena en que Reginald y su grupo Bluesology hacen una de sus primeras actuaciones en un bar un sábado por la noche y en la que comienzan a interpretar “Saturday nights alright for fighting”. En ese momento se produce un larguísimo plano secuencia (trucado en un par de momentos) de una ejecución simplemente brillante. Sólo por este plano ya merece la pena el precio de la entrada, pero sin duda no es lo único.
Fletcher sabe que tiene un personaje muy potente entre manos y deja que el público vea sus excesos, sus carencias y errores, a la vez que deja que se emocionen con su enorme talento como compositor. Todo ello hace que “Rocketman” sea un musical sí, pero con muchas sombras en el relato, lo cual le da un plus de originalidad al film y hace que su nota suba un par de puntos por lo menos.
Elton John, dejó muy claro en su momento que no permitiría que se hiciera una película sobre su vida que no fuese sincera con su homosexualidad, sus adiciones y sus pataletas. En este aspecto supera con creces a muchos otros “biopics” musicales realizados en este siglo sobre grandes músicos del siglo pasado.
Han pasado ya unos días desde que fui al cine a verla y aún no tengo muy claro si todas estas virtudes de las que os estoy hablando son fruto realmente del producto cinematográfico o es que la música de Elton John me abduce de tal manera que hace que todo me parezca maravilloso. Tendré que esperar a un segundo visionado para posicionarme de forma más clara. Lo que estoy seguro es que el placer que me produce esta película es real, a pesar de que todo lo narrado en ella lo conozco desde hace muchos muchos años.
Gabriel Menéndez Piñera
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