¿Hay alguna posibilidad de que antes que el hombre termine con el planeta Tierra se reconcilien las dos Españas?. No lo se, ojalá que así sea, lo que sí estoy seguro es que un primer paso puede ser el visionado general de “Mientras dure la guerra” (2019) la última película del director Alejandro Amenábar. En ella, aparte de mostrarnos los últimos meses de vida del genial escritor vasco Miguel de Unamuno, podemos constatar que las diferencias de opinión y de pensamiento entre las dos mitades de la población española siempre estarán ahí, inmutables a través de los siglos. Pero también se nos muestra que la tolerancia de pensamiento y el diálogo es la única vía de avanzar positivamente hacia un entendimiento que evite repetir lo ocurrido hace ya 80 años.
La acción transcurre en Salamanca en 1936, donde Miguel de Unamuno (Karra Elejalde), rector de la Universidad de Salamanca, es repudiado por el gobierno de la república y destituido de su cargo, al apoyar el levantamiento del General Franco. Dicho apoyo viene provocado por la necesidad de restablecer el orden que, según parece, la República había perdido en muchos aspectos. Sin embargo el escritor se irá dando cuenta que el golpe de estado no busca restablecer el orden, si no generar una guerra santa que “limpie” al país de ciudadanos que no piensen y actúen como Franco y sus generales.
Lo primero que hay que decir es que “Mientras dure la guerra” reparte estopa a diestro y siniestro, ya que no se salva nadie de la crítica (más que nada constructiva). Ni un bando, ni otro, ni el propio Unamuno se quedan fuera de tiro de los dardos escritos por Alejandro Amenábar y Alejandro Hernández en un guión que, aparte de reflejar lo ocurrido en esos primeros meses de Guerra Civil, busca la forma de mostrar que podemos estar en desacuerdo y seguir conviviendo, incluso ser buenos amigos. Hay que decir que este no es primer film español sobre la guerra civil que intenta llegar al acuerdo entre los dos bandos. Ya por el año 1962 Antonio Isasi Isasmendi dirigía “Tierra de todos”, en la que un franquista y un republicano tienen que compartir techo durante la guerra y en la que ya se nos muestra como, poco a poco, el diálogo forzado entre ambos llevará al conocimiento y respeto mutuo.
El hecho de tomar como puntos de vistas principales las figuras de Unamuno y Franco y que ambos salgan muy bien parados (sin dejar de ser criticados en algunos aspectos), conlleva un contraste muy oportuno a la hora de no dejarse llevar por los prejuicios personales que cada uno tenga en su mente o en su corazón. La labor de los dos actores que los interpretan es sobresaliente, en especial don Karra Elejalde, el cual borda un papel tan complejo como agradecido. También es muy destacable el trabajo de Santi Prego como Franco, al que logra dotar de una verosimilitud que asusta. Algo más caricaturesco es el personaje del general Millán Astray, al que Eduard Fernández le otorga un cinismo y una sorna más que sobresalientes.
Todos conocemos el talento de Amenabar como director y en esta ocasión vuelve a dar muestra de ello a través de un film con un ritmo envidiable, a pesar de ser una película basada mayoritariamente en los diálogos. El director consigue crear alguna escena de muchísima tensión, que eleva el interés del espectador medio entre tanta información que se nos muestra. Además la puesta en escena, una de sus especialidades, vuelve a destacar nuevamente, con momentos de altísimo nivel cinematográfico.
Si algo se le puede echar en cara al film es algún que otro mensaje que se reitera demasiado, así como el uso excesivo de la música (compuesta por el propio Amenábar) para recalcar la importancia de determinados momentos, lo cual no hacía ninguna falta.
Se trata de una película que hay que ver sin fanatismos, en la que se puede aprender mucho sobre ambos bandos contendientes y sus seguidores. Además tiene la calidad cinematográfica suficiente como para que se pueda dejar a un lado la lectura social y política y centrarse únicamente en sus valores técnicos y artísticos, los cuales tiene a raudales.
Gabriel Menéndez Piñera
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