LA VIDA EN UN SALTO
Hay películas cuya principal virtud es también su mayor defecto. Esto es lo que le sucede a “Anne at 13.000 Ft.”, tercer largometraje del director canadiense Kazik Radwanski, cuya extrema sencillez y naturalidad puede, en un primer momento, atraer la atención del espectador. Sin embargo opino que, una mayor complejidad visual y narrativa, hubieran mejorado mi valoración sobre ella.
Anne (excelente Deragh Campbell) trabaja en una guardería para niños y le gustaría tener una pareja estable. Ha descubierto que le encantan las alturas y, tras una primera sesión durante la despedida de soltera de una compañera de trabajo, comienza a tomar clases de paracaidismo. Sin embargo algo no va bien en su interior, su desapego a las reglas, su necesidad imperante de cariño y atención o su excesiva jovialidad (en ocasiones no acorde con su edad), nos hacen pensar que algo dentro de ella lucha por salir desesperadamente.
La cámara no se despega de Anne en ningún momento, mostrándonos constantemente primérisimos planos tanto de ella, como de las personas que la acompañan. Esto le da al film un tono casi documentalista, pero a la vez limita la visión del espectador, el cual en algunas ocasiones, carece de la perspectiva necesaria para poder ponerse en la situación del personaje.
En un principio Kazik Radwanski opta por alternar diferentes escenas al mismo tiempo, a la hora de presentarnos a su personaje, pero poco después nos lleva por una narración lineal en la que se nos muestra el progresivo degradamiento interior de Anne.
“Anne at 13.000 Ft.” muestra las carencias de una sociedad que, en ningún momento, comprende la situación de la protagonista. Una sociedad, que busca cambiar a Anne para que encaje, cuando no directamente aprovecharse de su belleza y juventud. Eso hace que únicamente cuando está en el aire, Anne se sienta plena, libre y dichosa, pero esa caída física sirve, a la vez, como metáfora de su incipiente caída libre interna.
Gabriel Menéndez Piñera
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