“Madres paralelas” es el vigésimo segundo largometraje del director Pedro Almodóvar, en él vuelve a reflejar a la mujer española desde dos puntos de vista muy diferentes. Por un lado, las ya abuelas y bisabuelas que sufrieron en la Guerra Civil española la desaparición, de un día para otro, de su progenitor y vivieron, a partir de entonces, en un mundo matriarcal de madres y tías. Por otro lado, las mujeres de hoy en día, madres solteras independientes que renuncian voluntariamente, a la vida en pareja con un hombre.
Janis (Penélope Cruz) conoce en el hospital en el que va a dar a luz a su hija a Ana (Milena Smit) la cual, como Janis, va a ser madre soltera. Entre ellas se establece una relación de amistad que irá creciendo y enredándose de manera progresiva, según se van desvelando diversos acontecimientos. Al mismo tiempo Janis y Arturo (Israel Elejalde), el padre de su hija, intentan conseguir que una fundación autorice el desenterramiento de una fosa común de la guerra civil, situada en el pueblo natal de Janis.
Lo primero que debo decir es que Pedro Almodóvar vuelve a dar toda una lección de maestría narrativa en esta película. Las escenas fluyen con una suavidad digna de todo elogio, haciendo que la narración avance de forma continua, sin brusquedades, a pesar de existir unos cuantos saltos temporales y dejando que cada escena tenga su importancia en la historia, pero sin renunciar a destacar algunos momentos realmente importantes en la relación entre estas dos mujeres tan iguales y tan diferentes.
Otro aspecto que incluso llegó a hacerme escapar un suave ¡olé! es la increible iluminación de algunas de las tomas en interiores, verdaderos cuadros en (ligero) movimiento, que suponen un gozo absoluto para la vista. Me acuerdo especialmente de la primera escena en la casa de Aitana Sanchez Gijón y la escena en la que ésta ensaya en un escenario su papel en “Doña Rosita la soltera”, de Federico García Lorca. Es precisamente este texto del genial escritor granadino otro guiño de Almodóvar a la diferente situación de la mujer, en la sociedad actual y en la de los años 30 del pasado siglo XX.
El director manchego construye un guión sólido, poblado por personajes complejos y con muchas contradicciones, tal como somos el 100% de las personas. Las tres mujeres y el varón que protagonizan “Madres paralelas”, se equivocan, son egoístas, no saben como llevar algunas situaciones, pero también buscan arreglar sus errores y, salvo uno de ellos, hacen frente a sus responsabilidades.
Mención aparte para las dos actrices protagonistas, Penélope Cruz y Milena Smit. La primera compone el que quizás sea el mejor personaje de su carrera, a través de una interpretación intensa, dolorosa y muy emocional. La segunda, crea a una Ana, en un principio asustada y débil pero que, poco a poco, consigue hacerse fuerte como mujer, sin perder un ápice de su dulzura y bondad.
Hay dos detalles que me llaman la atención en “Madres paralelas” por novedosos, dentro de la filmografía de Pedro Almodóvar. El primero es el calado político de la película, al denunciar la existencia de miles de cadáveres de la Guerra Civil española, a los que sus familiares no han podido dar sepultura como ellos quisieran. El segundo es el uso de dos temas musicales durante la película, que no son de géneros a los que no se ha acercado antes en sus películas. Estos temas son la versión de estilo blues que hizo Janis Joplin en 1968 (de aquí viene el nombre del personaje de Penélope) del clásico de Gershwin “Summertime” y la versión que crearon Cannonball Adderley y Miles Davis en 1958 del tema francés “Autum leaves” y que, en mi opinión, es uno de los mejores temas de jazz de la historia (podéis escuchar el video que pongo a continuación para refrendarlo).
El cine español, de la mano de Pedro Almodóvar vuelve a dar una lección de calidad, de sensibilidad artística y temática, de profesionalidad en todos los ámbitos que rodean a una película y de madurez. Madurez creativa de su director, el cual ha conseguido llegar a un nivel en su profesión, al alcance de muy muy pocos en el mundo. Disfrutemos de ello, algún día lo echaremos muchísimo de menos y nos daremos cuenta de lo afortunados que fuimos.
Gabriel Menéndez Piñera
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