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Anomalisa

 

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Una de los mayores prejuicios que existen en el cine, desde hace muchos años, es que las películas de animación son para niños, cuando desde el principio de la historia del cinematógrafo han existido cortos de animación con una temática adulta. En los últimos diez años han aparecido unas cuantas muestras de excelente cine de animación para adultos. “Vals con Bashir” (“Waltz with Bashir” 2008, Ari Folman), “El ilusionista” (“L’illusioniste” 2010, Sylvain Chomet) o la española “Arrugas” (2011, Ignacio Ferreras) http://historiasdelceluloide.elcomercio.es/2013/04/arrugas.html son sólo unos pocos ejemplos del buen momento que atraviesa la animación no destinada a un público infantil. Ahora llega a las pantallas de cine “Anomailsa” (2015, Charlie Kauffman, Duke Johnson) una de los films norteamericanos, de cualquier  género, más adultos que he visto en muchos años. La película nos habla de la vida, de lo vacíos que nos podemos llegar a sentir y de lo solo e incomprendido que un ser humano puede estar en determinados momentos de nuestra vida.

Michael Stone es una persona aburrida, aburrida de su trabajo, de su familia y del resto de la gente. No consigue encontrar nada que le motive y por ello se encuentra sumido en una crisis de ansiedad. Todo el mundo le parece igual, con sus mismas conversaciones banales y su aburrido y monótono tono de voz. Sin embargo durante un viaje de trabajo, conoce a Lisa una chica con una voz muy especial que hace que su vida de un vuelco, o quizás no.

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El film está codirigido por Duke Johnson y Charlie Kaufman. Este último, coautor también del guión, es sobradamente conocido por su excelente labor como escritor de películas excelentes: “Como ser John Malkovich” (“Being John Malkovich” 1999, Spike Jonze), “Olvídate de mi” (“Eternal sunshine of the spotless mind” 2004, Michel Gondry) o “Adaptation, el ladrón de orquideas” (“Adaptation” 2002, Spike Jonze).

La película, rodada con la técnica de stop-motion, es una pequeña maravilla, con escenas de un realismo increible. Mención aparte merece el momento en el que el protagonista monta en un taxi de noche, el cual está rodado de tal manera que parece totalmente una escena hecha con imagen real en vez de con muñecos.

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Uno de los grandes aciertos del film es mostrar a todos los personajes, excepto a los dos protagonistas, con la misma voz, ya sean mujeres, hombres o niños. Naturalmente cuando empecé a ver la película no conocía este detalle  por lo que, hasta que me di cuenta de ello, estaba bastante desorientado con las voces que oía en la película. Este pequeño detalle es suficiente para tener una idea de la premisa principal de esta maravillosa obra: vivimos en una sociedad borreguil, en la que el 99% de la gente hace, piensa y se expresa de la misma forma.

Otro detalle es como se han esforzado en mostrar las costuras de la cara de los muñecos para que en todo momento, a pesar del realismo que invade la película, tengamos muy claro que no son personas reales. Esto añade un toque de ensoñación a una historia, que ya desde el primer momento, parece un mal sueño.

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Si algo nos ha quedado siempre muy claro con Charlie Kaufman es que piensa mucho y que sueña mucho también. Todo eso queda reflejado en sus películas y ésta no es una excepción. En esta ocasión parte de una base muy simple para contarnos algo que le sucede a determinadas personas que no acaban de encajar en un entorno social como el actual, el cual no les ofrece motivaciones suficientes. No puedo dejar de acordarme de otra película que nos hablaba de este mismo tema hace ya 66 años. Me refiero a esa joya semi desconocida que se titula “En un lugar solitario” (“In a lonely place” 1950, Nicholas Ray)  http://historiasdelceluloide.elcomercio.es/2012/10/en-un-lugar-solitario.html en la que el personaje interpretado por Humphrey Bogart iba dos pasos por delante en cuanto a inteligencia y personalidad respecto de todo el mundo que le rodeaba lo que le producía una eterna insatisfacción que se traducía en ataques de ira.

A riesgo de parecer pesado, reitero que es una película para adultos hecha por medio de muñecos, por lo que no la recomiendo a nadie que espere encontrar persecuciones, gags absurdos o fantasías animadas. Es la vida real contada de una manera muy especial, una verdadera obra de arte de la animación y una fantástica manera de contar uno de los problemas más comunes en la sociedad actual.

Gabriel Menéndez Piñera

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