En “Condenados” (“Vogter” Gustav Möller, 2024), película perteneciente a la Sección Oficial Albar del FICX62, nos encontramos con uno de los personajes protagonistas más complejos e interesantes de los últimos años. Alguien con múltiples virtudes y defectos, capaz de amar y odiar en grado sumo y a quien la vida ha puesto a prueba en numerosas ocasiones.
Eva Hansen (Sidse Babett Knudsen) es una funcionaria de prisiones, que se desvive por ayudar a los presos e intentar que logren reinsertarse en la sociedad. Un día, la llegada de un nuevo preso (Sebastian Bull Sarning), vinculado directamente con un suceso de su pasado, hará que su manera de actuar cambie radicalmente. Tras pedir que la cambien al módulo del recién ingresado, hará todo lo que esté en su mano por hacerle la vida imposible.
Lo primero que quiero destacar, ya que es mi ojito derecho, es la magna interpretación de Sidse Babett Knudsen, conocida por la serie “Borgen” (2010-2013), “The Duke of Burgundy” (2014, Peter Strickland), “In Fabric” (2018, Peter Strickland) o “Wildland” (2020, Jeanette Nordland). Llevando el peso de la película en todo momento, ya que la cámara apenas se separa de ella, la actriz danesa da toda una lección de interpretación, dando a vida a un personaje que es un caramelo difícil de tragar.
El director Gustav Möller nos presenta una película psicológicamente opresiva, tensa, donde en cualquier momento puede suceder algo violento, trágico, inesperado. Para ella se vale de dos elementos principales, el primero es un formato de pantalla 4/3, que remarca la prisión tanto física, como psicológica por la que se mueve su personaje. El otro elemento es el sonido, el cual es usado como elemento generador de tensión, elevando mucho el volumen cuando se produce algún golpe fuerte, se cierra una puerta o se produce una discusión.
Hay un aspecto que lastra bastante la nota final de “Condenados”, ya que tras una primera mitad intensa, brillante y plena de virtudes, nos llega una segunda parte en la que la lógica del guion salta hecha pedazos, con el único objetivo de llegar a una escena casi al final que explica buena parte de la situación psicológica de Eva. Demasiado sacrificio creo yo, para tan poco botín.
Es una pena, ya que si obviamos este hecho, nos encontramos con un trabajo muy notable, con una puesta en escena que nos recuerda a “El hijo de Saúl” (2015, Lazló Nemes), con una cámara pegada al personaje principal en casi todo momento, quedando muchas cosas fuera del campo de visión del espectador, por lo que el sonido (una vez más) cobra mayor importancia.
Se podrá volver a ver hoy lunes 18 en la sala 13 de los cines Yelmo a las 19.15
Gabriel Menéndez Piñera
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